domingo, 8 de abril de 2012

- TOMÁS GUASCH -



Dentro del periodismo deportivo español, podemos encontrar a un personaje heterodoxo, excesivo, desdramatizador, gamberro en el buen sentido, y con un humor provocador  y sensato a la par que ruidoso. Su nombre es el de Tomás Guasch. Que no es el padre de Susana Guasch, sino que es simplemente, Tomás. En todo caso, Susana será su hija. Pero él, es algo antes.
Guasch, "El gran Guasch", es un hombre que ama el fútbol y el deporte en general, y que no se anda con rodeos al expresar todo aquello que piensa. Lo que sucede, es que Tomás   es tremendamente humano, y este factor es para él, fundamental. Tomás, es un amigo. Un  maravilloso payaso, hincha del Real Madrid y del Español, el cual sabe perfectamente que lo único que hay al hablar de fútbol, de deporte, y de todas estas cosas menores, es que nunca ésto ha de ser motivo de enfado. ¡Jamás el enfado!
Tomás Guasch, es el desenfado. Y cuando está cabreado,-raramente-, su obligación   será   demostrar que no lo está. Oye, ¿cabreado por ésto del fútbol? ¡Por favor! No, y no. El fútbol solo es una bella pasión que solo es una excusa para hacer familia de simpatía y amistad. ¡Nada, oye! Que, ¡no! Que, ésto del fútbol, es para el buen rollo y para pasarlo bien. Para hacer un periodismo con la dimensión real y rigurosa. Sin concesiones a los grandes dramas ni a las euforias de Disney.
Es decir, que si toda la pasión de este negocio del fútbol, sirve para hacer risas y buen punto, entonces bienvenido sea el fútbol. Pero si el fútbol para lo único que va a servir es para que la gente se encabrone, se enfade y diga disparates, entonces que no se cuente con el bueno de Tomás.
Pero, ojo, que si Guasch se pone guerrero y se lanza a ese ataque de genio heterodoxo, que se preparen los ruidosos, que para chulos, él. Sí. A Tomás que no le vengan con cuentos ni dogmas, y que no le hagan hablar, porque sabe tanto que no se le ocurrirá decir todo lo que realmente sabe. ¡Cuidado! ...
Cuando Guasch se pone demoledor,-casi nunca lo hará-, entonces te dirá que no se exagere ni se mitifique, ¡coño! Que no es así. Que toda la realidad es mucho más sencilla y humana, y que todos tenemos teclas y cometemos errores, y que todos los personajes tenemos partes blandas y cometemos errores, y que muchas veces los personajes aparentemente olvidados esconden entre su su silencio auténticos tesoros por descubrir. Sí. La Pinacoteca Nacional está muy bien, pero si la gente pinta bien y encima no es vanidosa, entonces también es válida y capaz.
Tomás Guasch te dice que no somos dioses y que no digamos cosas extrañas y exageradas, ¡chato! Que todos estamos dentro de una coyuntura que se mueve en direcciones diversas y siempre azarosas. ¡Nada de sentar cátedra! La cátedra siempre ha de sentarse, pero en broma. Sí. Las grandes afirmaciones deben ser dichas para que siempre esté la duda y que nada ande totalmente cerrado.
Y, al revés si hace falta. Las cosas simples pueden ser tremendamente complejas, y    las  complejidades, provenir de las simplezas y sencilleces más obvias.
Tomás Guasch sabe que todo ésto puede ser un rollo, y que menos solemnidad, ¡joder! Que él solo es un periodista deportivo, y que la verdadera realidad es triste y jodida. ¡Nada de hablar de vez en cuando del paro o la crisis! ¡Viva el fútbol! Y, el ocio. Y el desenfado y el momento grato, y la vida, y el humor hasta excesivo y de personaje. Tomás es un personaje creado, que huele a tremendamente llano y real. Es un tipo que me cae bien y que hace sonreír.
-GRACIAS, CHATO-

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