lunes, 2 de abril de 2012

- ABURRIMIENTO POR ORDENAR -



Sigo descubriendo y experimentando. Desde mi cometido amateur y amoroso de cuidar a mi madre mayor y confusa, aparecen nuevos elementos de dificultad. Factores, que surjen en el inevitable camino de conocer mejor las cosas.
Sí. He acumulado muchas horas cuidando hoy a mi madre,-no sé si excesivas-, y me noto que el cansancio pasa por un lugar llamado tedio. Aburrimiento. Mi madre, da guerra porque no solo está aburrida, sino porque nota que yo también lo estoy.
Es un largo camino, y de fondo. Debo seguir aprendiendo. Somos pocos en casa, y hay que espabilar. Tirar de imaginación, y nunca de frustración.
Lo primero que te viene a la cabeza es la sensación de disgusto o de contrariedad.    La   paciencia se hiergue en límite, y entonces te mides a tí mismo y a tu resistencia mental. ¿Cómo ordenar el aburrimiento para que sea abordable y domeñado? Los nervios templados no admiten inyecciones absurdas, sino prevención. Buscar ideas y soluciones.
En ése momento, piensas y reflexionas en muchas e inexactas direcciones. Ves que es un día festivo, que es Semana Santa, y que mucha gente disfruta de un descanso alegre y excitante. Te viene a la mente todo lo negativo. Piensas en que el tedio se te come, y entonces las horas mutan en siglos. El reloj y sus saetas, parecen los grandes enemigos de la situación.
Sí. Los otros. Malditos otros. No están los otros, sino la soledad del cuidador de fondo. Y lo malo es que la cuidada se da cuenta, y entonces se siente desprotegida. Sí. Y entonces mi madre dependiente, quiere ampararme y protegerme a mí. Soy su hijo, y es normal. Pero, ¡peligro! Pueden cambiar los roles pactados. El cuidador no debe ser protegido   por    la  cuidada. Craso error. El reto es mío. A pensar ...
Bajo un rato a la calle a respirar. Lo necesito. Sí. Necesito ordenar mis ideas. Llevo tristeza en el tedio, y ansiedad en el esfuerzo. No logro pensar bien. El aire de la calle, me ayuda a ordenar mis cansadas ideas. Empiezo a comprender.
Cuando subo en seguida de nuevo a la casa, me  doy cuenta de que estoy teniendo  drama de bisoño. Estoy haciendo la mili de cuidador. Debo urdir estrategias. Identificado.     El   aburrimiento es un potentísimo enemigo. Si me dejo arrebatar la capa de la paciencia, mi madre se verá defraudada y preocupada.
Solo es la sensación de soledad. Ordeno ideas. Se ha hinchado la pelota. Me vuelve el chiste, el humorismo, y un mejor enfoque de la realidad familiar. Todo da igual que sea festivo   o  laboral. Solo son sensaciones psicológicas. Los temas de mi madre y su guión, no saben   de laborables o festivos. Élla, es élla y su circunstancia.
No. Nada es drama. Mi moral sigue lúcida y arriba. La idea, es que ésto es temporal y superable. Rigurosidad. El aburrimiento, es un punto débil y muy común en el cuidador audaz pero no profesional. Incluso en el bien profesional. Depende de la persona. De mí, o de cualquiera.
Sí. Mi vida no está capada. La gente, también existe. Llamo por teléfono a  alguien, y lo menos es lo que me cuenta. Reaparecen los amig@s y la puntería afectiva. El reloj me hace un guiño, y la tarde me dice que se vuelve pronto noche bella. He sabido tener fondo y regatear   al  enredador tedio, bobo y de largas pinzas.
Habrá muchos mas episodios de ideas de aburrimiento. Lo sé y soy consciente. Pero será un placer el reto de luchar contra él. Siempre fuí un guerrero. El tedio solo es un pensamiento que emana del cansancio y de la inexperiencia. Pasará. Pasa. Mi madre se va dando cuenta. Ya vuelve a sonreír con renovado ánimo. Ya soy yo otra vez. Solo fueron unas horas siglos. Falsa alarma. Más experiencia. Necesaria.
-EL CAMINO, SIGUE FRANCO-

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