sábado, 19 de marzo de 2011

- MIS PRIMEROS AMIGOS -

Pues, sí. Yo me llamo José Vicente como muchos de vosotr@s ya sabéis, y porque lo pone debajo de los escritos. Y también sabéis que hoy es mi onomástica, dado que es la festividad de San José. A pesar de que quien os escribe no es creyente y todas esas cosas, si decidís felicitarme, no solo no voy a haceros ascos, sino que por todo lo contrario os lo agradeceré a aquellas y aquellos que lo hagáis. Porque,yo, valoro por encima de todo, a las buenas intenciones y a las buenas personas. A los gestos que nacen del corazón.
Hoy es un día de emociones para mí. Es la fiesta grande de las fallas de mi Valencia, mi ciudad es un hervidero de gentes, y mi padre falleció un día de San José hace cerca de treinta años.
Quizás, por todas esas emociones juntas, he decidido rebuscarme en mi interior, y reflexionar acerca de mis primeras amistades. ¿Qué habrá sido de todos aquellos niños, que como yo, proyectamos nuestros primeros sentimientos fuera ya del ambiente familiar? Bendita nostalgia. Ternura.
Recuerdo, que uno de mis mejores amiguitos era el hijo del bedel del colegio de primera enseñanza en donde yo cursaba mis estudios infantes. Aún recuerdo su apellido: Gilabert. Sí. Gilabert llevaba gafas, y era alto y delgado. Cogimos cercanía y simpatía, y apareció la amistad. Él era serio, y yo siempre estaba a la broma.
Y también recuerdo a mis compañeros del instituto Luís Vives de la calle de Játiva, con los que compartí muchas más cosas que aula y saberes académicos. Me acuerdo, sobre todo, de sus apellidos. De aquel aula, y de los partidos de fútbol que jugábamos al salir de la clase y que eran interminables porque nos lo pasábamos pipa. ¡Cómo no recordar aquellos impagabables trozos de mi infancia! Y os confieso, que yo no era malo jugando al fútbol, y sobresalía del juego de mis compis de partido deportivo. Quizás era un poco chupón, pero tenía mucha creatividad y energía con la pelota en los pies. Tiempos felices sin duda para mí.
De aquella infancia mía, recuerdo al ex militar Alfonso, al que veo todavía hoy tragando millas y más millas por ese cauce maravilloso y seco de mi río Turia. Sí. A Alfonso, le sacamos el apodo de "el patoso", por su estilo desgarbado y zanquilargo.
Y, Guasch, De Miguel, Rafa Rubio, Olmos, Dasí, Soler, Almenar, Vidosa, Vidaurre, Sánchez Ruíz, Balaguer, y decenas de etcéteras que os ruego me perdonéis que ya no os recuerde a causa de la dictadura de Cronos. Gracias.
Pero, lo que quería destacar en esta idea de las primeras amistades, -algunas de ellas hechas también en el seno de mi comisión fallera como en el caso del bueno de Miguelín-, es que ese sentimiento novedoso fue siempre deslumbrante y tímido, socializador, necesario, juguetón y gratificante. Hacer amiguitos significaba indentificarte e integrarte con personitas como yo, las cuales ya no pertenecían finalmente a mi ámbito familiar. Sentimientos nuevos.
Mis primeros amigos eran conquista personal. Aquella primeriza amistad, significaba la necesidad del amor social y de grupo, y ahora evocan una parte sensible de mi entraña. No solo mis amiguitos de entonces eran entrañables, sino que lo que es entrañable era que brotara y de forma tan natural tal sentimiento. Se abría la vida y el crecer. Nuevas etapas.
-SE ACEPTAN FELICITACIONES,¿EIN?-

2 comentarios:

Felicidades y que disfrutes de las fiestas. Besoss
Soysara

Mil gracias, amiga Sara!
Me alegra verte en mi blog, con tu amable generosidad, y viendo cómo me recuerdas con afecto.

Besos falleros y festivos para tí!

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