miércoles, 16 de marzo de 2011

¡ AY MI LOURDES, QUE TE QUIERO !

Na paresía lo que iba a tené lugar más tarde. Ni imaginá podía yo, lo que tenía en el destino bien que sucedér. Qué misterioso y de duende tienen estas cosas del amór. ¡Oh, el amó! ¡Uf!...
Sí. Mi Lourdes. Yo no savía quién era mi Lurdes. Pues éso. Una más, entre toítas las mujeres salás. Pero, al principio, a mí no me gustaba la Lurdes. La veía más flaca y desgarbá que yo que sé. Prefería a otro tipo de mushachas, las cuales tuvieran más cacho de coger y de admirá con salero y alegría. Vamos, la clásica hembra de España.
Pero, ha de saberse, que el amó es muy traisionero. Y mú engañador. A veses te enamoras y sin remedio, de personitas der mundo que nunca hubieras imaginao.
No nos engañemos y que nadie se engañe. Cuando llega el amó, es que llega, y ya está aquí. Tó serrao. Tó definitivo, y además intocable y fundamentá. Eso fué lo que me pasó con mi Lurdes. ¡Josú! ¡Santa suerte!
Va, y éso que coinsides y coinsides tantas veses en el baile, en los bares, y en tantos otros lugare, que poco a poco van en llegando las palabras y los roces. Roses, inevitablemente, que propisia la sercanía y la humanidá que las personitas tenemos y necesitamos. ¡Ea!
Y casi sin darnos cuenta, la Lurdes y yo nos tomamos de la mano, y caminamo lentamente con ojos tontorronotes y llenos de amor, por aquel jardín abarrotaíto de matas saltarinas y alegres. ¡Uys, que ojos de corderillos buenos hasíamos los dos! Qué felicidad...
Y eso, que mi Lurdes tiene un carácter a veses imposible. Tié genio y es mú cabesona, pero si quieres estar a bien con ella, has de sedér y negosiar con habilidad las situaciones y los espasios. De esta manera, podemo aguantarnos los dos, pero que mú requetebién. Fetén, fetén...
Estoy hasta las trancas de amor, de mi gordi, y yo como varón, siento halagao cómo mi Lurdes tiene a bien quererme igualmente como yo a ella. ¡Oh, qué haría yo sin mi Lurdes! Estaría yo, -que soy el Carlos-, hundiíto en el vasío de la desgrasia y de la miseria. No hay más mujeres. La Lourdes es mi verdadero amó. ¡Te quiero, mi churri!
- LOURDES: " ¡Carlos! ¿Qué demonio estás escribiendo si tú no sabes escribir, pisha? ...
- EL CARLOS: " ¡No, mi amó! Que estoy hasiendo hasiendo unos crusigramas pá matá el tiempo, Lurde..."
- LOURDES: "Y, ¿por qué te gusta desirme mentiras, Carlos? Te lo he leío toíto sin que te des cuenta, tonto..."
- EL CARLOS: ¿Sí? Je, je, je, je...
- ¿ESTAMO ENAMORAO O NO? -

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