jueves, 17 de marzo de 2011

- ENTRE CIENTOS DE FALLAS -

En plenas fiestas falleras. Multitud. El ágora, ha sido finalmente recuperado por la eterna tradición. La calle, no será ya por unos días, de los coches. No dejan conducir de Gran Vía hacia adentro del Casco Histórico. No se puede hacer. Cientos de fallas están plantadas sobre la superficie hoy veraniega de mi Valencia del Cid. Solazo inmenso.
Porque, hoy jueves, hace un día de primavera que sabe a verano. Un masclét o disparo de día. Una tentación para salir de los escondrijos y ponerse a caminar.
Y así lo hace la gente, y en algarabía de luz y de sonido. En marcha de música y de alegría. Pocos centímetros separan a los un@s de los otr@s. Paraíso para los descuideros y amantes de lo ajeno. Vayan con cuidado. Los chorizos, siempre están tristes.
Y desde la calle recuperada; desde esa plaza pública imposible de ser disfrutada el resto del año, nace su majestad el ruído. Sí. El "ruidísimo". Petardos a discreción, a cualquier hora del día o de la noche. Apueste usted, que acierta seguro. Los que no soportan los petardos, hace días que ya se alejaron de la ciudad. Los que siguen aquí porque no tienen medios para hacerlo, aprietan los dientes intentando comprender el gran negocio de la industria del turismo y de las ganas de fiesta generales. El huevo o la gallina. O los dos huevos y las dos gallinas. A elegir.
Comisiones falleras, desfiles, pasacalles, trajes de época, y toda la música. Valencia es ahora un hormiguero de potente vitalidad. Churros, buñuelos, porras, chocolate, fartóns, horchata, tapas, todo el comer, y todo el pasear animoso y quasi adolescente camino de falla en falla. ¡Oh, santa Paella!...
En la gran dispará o traca de las dos de la tarde en la Plaza del Ayuntamiento, la cosa se desborda todavía más y es multitud. Para salir del lío, no hay que tener nunca prisa, y echarle toda la paciencia de un discípulo de Job el santo. Somos muchos ahora, y con multitud de necesidades y de direcciones unipersonales. No se choquen. Con cuidado.
Sí. Ésto, es el todo fallas. La gente, el ruído y las fallas. Monumentos satíricos de cartón piedra, que casi son tan populares como nuestra paella. Asombrados miran los muñecos artísticos de las fallas, la avalancha de turistas que ha llegado a la ciudad. No quieren limitarse a que se lo cuenten otros, o a verlo por televisión, y quieren contemplarlo todo in situ y con sus cámaras de fotos. Toda una mágica aventura.
Al que nada de muchedumbres le amilane, que venga aquí. Lo tiene, todo. Playa, fallas, montañas a treinta kilómetros, gastronomía, paella, dieta mediterránea, dulces, el cauce seco y deportivo del río Turia, las fallas monumentales y ganadoras, los toros a las cinco de la tarde, todas las verbenas, y todo el carnaval que os dé la gana. Y es que, Valencia, es exceso, ingenio, pasotismo, luz, y sobre todo, fiesta. ¿A que os suena la última palabra?
-BONES FESTES / BUENAS FIESTAS -

2 comentarios:

Disfruta de tu fiesta, mago y felicitaciones a todos los valencianos por saber continuar estas "fallas" auténticas: ninots, mascletás i falleres majors.
Un beso fallero,

Jaculatoria.

Mil gracias, amiga Jaculatoria, por acordarte de mí y de nuestras fiestas de las Fallas.
Mil besos para tí/ Mil besets per a tù.

El mago José Vicente!

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