jueves, 9 de mayo de 2013

- MIS NUEVOS CALORES -



Mientras me doy cuenta y apercibiendo de la llegada a mi Valencia de los primeros calores de Mayo, percibo asimismo mis cambios personales en medio de las nuevas     estaciones   meteorológicas que llegan y se avecinan.
Mi casa. Mi primera primavera en mi casa, implicará nuevos retos y nuevas obligaciones con sorpresas y cambios. Mi vivir se amplía y agudiza hacia la disposición de las nuevas cosas y de la necesaria ventilación. Ha de correr el aire por entre mi lar, a pesar del poco tiempo del que dispongo para estar en mi casa entrañable. Tiempo más que suficiente para probarme y permanecer a gusto. Es necesario estar a gusto aquí,   y       para      ello    he  de introducir   naturalmente algunos ineludibles cambios.
Hay que abrir. Pero con cautela y acierto. Ayer hacía un terrible aire de poniente, y era más aconsejable cerrar todas las puertas. Pero esto siempre será puntual y anecdótico. El calor ya está llegando, y hay que abordarlo sin perder intimidad y con muchas ganas de aprender.
Ropa fresquita, persiana en el balcón que proteja con su sombra del potente sol   de     mi   Mediterráneo, macetas a salvo, mayor frecuencia de riego, más higiene de ducha, bebida e hidratación, y la convicción clara de que mi calor es abordable, superable, y hasta excitante.
Excitante en lo normal y natural, y la duda bisoña de si seré capaz de ordenar todos los reclamos. Soy más que optimista. Puedo ver mejor la realidad de un nuevo calor, el cual no lleva drama sino acción y adecuación.
Mi casa ya no será un refugio obligado, sino que podré gozar de ella con la misma satisfacción personal que gané en mi invierno. Será una excelente oportunidad de acostumbrarme a mí mismo y a mi realidad, abrazando con serena alegría los largos anticiclones y la casi ausencia de la húmeda lluvia. Tiempo al aire libre, pero también tiempo consciente y conquistado a la nebulosa de los pesimismos.
Ahora noto calor bajo mis pantalones vaqueros sin quitar, las zonas más íntimas me indican que la temperatura ha subido, y que la sombra ha de ser un aliado y un perfecto guía de salud.
Elegir los tiempos y los momentos, disponer los lugares de estancia, y adecuar el calor a mi satisfacción y a mi sonrisa, serán mis nuevos acometeres seguramente satisfactorios. Me haré a mi nuevo calor, y combatiré los agobios y los sudores, y no será el tiempo estacional quien me haga jadear o fruncir el ceño. No. La realidad será similar, el fondo será el mismo, y los cambios estacionales se rendirán ante mi astuta actitud acertada.
El invierno me enseñó mucho. Ahora aprenderé desde el verano y su naturalidad, desde la aceptación de los días pesados y húmedos, me dará bastante igual el temporal o la calma chicha exterior, y me daré un beso a mi crecer. Calor conmigo.
Y vendrán momentos de ser amigo de los calores y de mi vida, y me haré a todo, y cumpliré el ciclo de mis primeros años en mis primeras experiencias personales de sujeto activo que afronta sin excesivo temor todo el magno y natural devenir.
Sudaré sereno, me pondré el aire acondicionado o el ventilador cuando no pueda más, aceptaré que mi casa es mayor y que necesita un tratamiento valiente y decidido, y mi primer verano conmigo mismo nunca será un agobio ni un envite de masocas.
Y me compraré una pequeña neverita, y allí pondré mis botellas de agua y de refresco, y le quitaré hierro a los momentos duros, y nunca más me haré demasiado daño a mí mismo.
Y no solo contaré con el calor inevitable, sino que lo expresaré y lo notaré conmigo y como un compañero de tod@s, y no tendré temor a deshidratarme o a coger una insolación    de  irresponsable.
Porque me cuidaré más, y porque acepto la dureza que llega cambiada pero que en esencia es la misma. Lucharé por mi bienestar sin crispar el rostro, y aprenderé a tomarme un helado de alba al lado de una mujer en la noche de San Juan.
-NOCHE DE MAGIA-

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