viernes, 17 de mayo de 2013

- EL CUERNO DESTRUCTOR -


Es el cuerno de la ira que arrasa toda la maldad sobre lo que se mueve. Es un apéndice destructor que asola y se defiende desde el ataque indiscriminado.
Vaya cuerno. Parece de metal, y es el de un monstruo que siempre aparece y se deja ver en los momentos más desaforados e inoportunos.
El cuerno de un monstruo que maldice el bien hacer, está compuesto   por       una    dura acumulación de capas de dolor. Por eso es que se revuelve contra todo y contra tod@s.
Ese apéndice de agresividad y de violencia es capaz de penetrar para herir en todo tipo de superficies. Sí. Parece como de kriptonita o de acero poderoso. Y tiene filo y agudeza para causar fuego de estragos. Sabe entrar y cómo entrar. Y su gran dolor reside en meterse en el medio de un agujero que la haga fallar en sus ganas incisivas de sangre. Le duele mostrarse inofensivo.
Si por el cuerno fuera, horadaría progresivamente hasta señalar con el surco de su ira toda su amenaza fatal. Mas lo que le sucede al cuerno, es que puede mutarse en autodestructivo boomerang si llega a tocar el gran lado de la corteza donde ya todo termina.
Si se mete para adentro del circular planeta Tierra,-rompiendo toda la creatividad a su paso-,llegará un momento que hallará el gran ígneo que prende en las profundidades.
Mas si aún así no lograra traspasar la maldita y verdadera barrera de fuego, no lograría avanzar ni un solo metro en el éxito. Quizás por eso es que sobrevive el fatídico cuerno cabrón. Porque si rebasa todas las distancias y todos los volúmenes posibles, el cuerno se mostrará vencido y mil veces ineficaz. Y sabe que podría perderse en medio del espacio exterior.
Los agujeros asustan al gran cuerno maléfico. No puede con tales cavidades y son su tabú y su freno. El gran cuerno del terror necesita carne y sitio, capacidad y terreno para meter dolor, y hacer compactos de sangre con su pico final. Para rasgar y tener éxito, ha de concentrarse bien y no ir a lo loco.
El cuerno es ciego y torpote, y no puede mirar ni pensar. Solo sabe revolverse en busca de no se sabe muy bien qué, pero con trayectoria absolutamente desalentadora. Porque si no logras esquivar la punta del cuerno imán, entonces este te lanza acometidas constantes y cuentan que en la noche pueden oírse fuertes carcajadas de éxito ganador y estremecedores gritos desgarrados de seres sorprendidos por unas heridas que les tambalean y anulan. Mueren ...
Dicho cuerno va siempre como un orgullo desafiante y sobre la frente. Te reta y provoca. Te dice que su fuerza no está en el cerebro, sino en la protuberancia puntiaguda y arrogante de su aleatoria y general amenaza.
Afirman los viejos que cuentan historias terribles, que por mucho que hagas por partir el cuerno y lo astilles, entonces el viento hace que se calme la protuberancia despeinada, y que enraice siempre nuevamente. Que siempre va a estar, y que nunca pienses que dicho bisturí de cornamenta y veneno tiene antídoto total o definitivo.
No. El cuerno malicioso siempre va a estar esperándote para ver qué decisión tomas cada mañana y cada día, que es cuando se afirma que dicho cuerno se agazapa, esconde y tiende a desaparecer. Pero solo es una pose o advertencia.
Porque también durante la luz del día está dicho cuerno en cada gesto hosco, en cada palabra malsonante, y en la más que evidente desconsideración. Cuando entre los hombres hay tensión y desacuerdo, entonces el cuerno se hace poesía y te engatusa para esperarte hacia la noche que es el terreno definitivo de su pérfido deseo.
-TEN CUIDADO-

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