jueves, 1 de agosto de 2013

- RAJOY SE AFERRA A LA SILLA Y DICE QUE NO SE VA -



Nueve de la mañana del 1 de Agosto. El país está expectante. Entre maletas y viajes de verano, hay un tiempo para el desayuno y casi para el almuerzo. Mariano Rajoy comparece ante el Senado, y esta vez quizás hable del escandalazo Bárcenas. Seguramente, nunca Rajoy suscitó tanta expectación.
Bárcenas, Bárcenas, Bárcenas, los millones de Suiza, la tesorería, las contradicciones y los mensajes de móviles. ¿Serán amigos o enemigos?, ¿cuál será la táctica?, ¿se partirá el misterio? ...
Muy pronto salimos de dudas. Rajoy no se enrrolla tanto como parecía para hablarnos de Europa o de los deberes cumplidos. Y aunque también lo hace, llega el momento en el que se levanta tímidamente el telón. Y el gallego presidente afirma que se equivocó con Bárcenas. Que, depositó en él un cariño traicionero.
Victimismo a espuertas, y lo que peor puede pasarle a alguien: que su Partido le palmee en estas cosas tan fuertes.
Hay que reconocer que Mariano Rajoy saltó al ruedo con la seguridad de un político curtido, independientemente de que el toro fuese un Mihura o un Santa Coloma. Hizo una faena defensiva, ultradefensiva, en la que destacó que su Partido es honrado y que él mismo no tenía nada que esconder. La cara de Dolores de Cospedal era un poema. Pero Rajoy seguía con su tono tranquilo, y decía que el Partido sigue su camino y que no se para en cosas como su decepcionante Luís "el cabrón". Que la realidad política no debe juntarse con embrollos de pillos.
Rubalcaba, no podía más. En cuanto te tocó el turno de palabra, le dijo a Rajoy que su Partido y él mismo con su actitud sucia, le estaban haciendo demasiado daño democrático a este país. Que, se fuera de una vez.
Recordó al actual presidente, que hasta hace bien poco era amiguete de Bárcenas, y que le deseaba fortaleza a través de mensajes telefónicos. Le dijo asimismo que todo empezaba por una financiación ilegal del PP desde hacía veinte años, y que era mejor que no despejara vergonzosamente el balón a córner, y que o contaba toda la verdad o que presentase si le quedaba sensatez, su dimisión.
El antiguo delfín de Fraga, Rajoy, respondió claramente a la Sala y en su conjunto: "No pienso en absoluto presentar ninguna dimisión. Y cumpliré la voluntad    de   quienes  me eligieron. E intentaré hacer los deberes económicos para que España se recupere y avance hacia la salida de la crisis ..."
El tono general de todos los demás líderes de los distintos Partidos, fue el mismo. Le dijeron que hiciera el favor, que se fuera, y que ya no podía engañar a nadie. Joan Coscubiela, de ICV, le llamó político corrupto.
Visto lo visto, seguimos los españoles como estábamos y sin que se nos diga lo que pasó con Bárcenas, o con Gürtel, o con los sobresueldos y toda la mordida.
Ahora solo faltan los movimientos del periodista Pedro Jota Ramírez, que Bárcenas siga tirando de la manta desde la cárcel, o que el juez Ruz se ponga muy serio con Rajoy. Parece que hay un abismo posicional desde el Poder. Una gran omertá. Nadie habla.
-Y TODOS COMENTAMOS-

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