Acaba de fallecer la coruñesa Rosalía Mera, todavía joven, a causa de un derrame cerebral. Descanse en paz.
El relieve que ha tenido su óbito, responde a una frase que resume las cosas: era la mujer más rica de España.
Lo cual, abre una interesante reflexión acerca del Poder y su aceptación. Rosalía se había casado con el empresario también gallego Amancio Ortega, y había recibido una enorme fortuna al separarse.
La mujer y el dinero. La mujer y el poder. La mujer y el escalón social. La demostración de la tremenda dificultad para que una mujer ascienda todos los escalones machistas de la credibilidad, o la idea de que la fémina nunca podrá llevar el dinero en el bolsillo. El gran dinero. La fortuna. La pasta.
Rosalía y muy pocas Rosalías, son las que pueden romper las barreras y las fronteras. Posicionarse ante el varón no domado, y no temerle en exceso. Una mujer. Una mujer en la corte de los tiones de la pasta. En el monopolio de los dineros.
La excepcionalidad de este caso bien puntual, le da sabor al debate. Casi todos son hombres los que manejan y disponen de los caudales. Rosalía necesitó a Amancio Ortega para moverse entre el olimpo social auténtico de los humanos. Tuvo que pedirle permiso a través del amor, para llegar al vedado paso que no lleva al rol del poder femenino.
¿Mujeres ricas? Morbo. Todo el morbo. Todas las televisiones han perdido el culo al conocer la noticia luptuosa. Realmente era noticia. Es noticia siempre la mujer más rica de una Nación.
La gran cuestión sigue resolviendo a la mujer como objeto de segundo orden, sin capacidad por inferioridad numérica y rechazo real de generar credibilidad financiera y general.
¿Una rica?, ¿una jefa?, ¿una tía con capacidad de dar un puñetazo encima de una mesa rodeada de varones y llevarse el gato a su agua? Sigue pareciendo una verdadera utopía.
No. A la mujer se la ningunea. Se la hace la puñeta más. Sus trabas son mayores. No la dejan hacer muchas cosas de entre las que los hombres tienen toda la pernada y el búnker.
España y el morbo. ¿Quién será esa señora que dice ser más bien de izquierdas y que tiene más dinero en mujeres que nadie en España?, ¿de dónde habrá salido? ...
Miramos a Rosalía Mera. Pero solo nos parece interesarnos el placer casi esotérico de su tesoro dinérico. No somos capaces de valorarla en una dimensión ajustada. No nos cuadra Rosalía Mera. Mos chirrían señoras millonetis como ella.
La consideración hacia la mujer es muy poco potente en prácticamente todos los ámbitos de la vida. A la mujer la queremos porque puede darnos a luz, la maternidad y un beso. A la fémina la tenemos un tope que no logramos traspasar. No nos convence del todo cuando se pone doctora o cuando pasa de docente a banquera, o de presentadora a analista, o de secretaria a superdirectora, o cosas que nos cuesta digerir.
El macho, el varón, ése, todo. Ése, sí que no tiene porqué tener fronteras. Ése sí es de fiar, astronauta, soldado, audaz, ingenioso, y abierto al meollo activo del mundo. En cambio la mujer debe seguir siendo la cueva y el arrullo, la eterna aspirante ruborosa y limitada, y entonces todos los discursos de igualdad real se hacen añicos y palabrería.
-POR EL ATAVISMO-
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