La leyenda de Rafa Nadal , se hace madrugada. El partido entre los dos mejores tenistas del mundo, se jugaba a las dos de la mañana en España y terminaba sobre las cuatro y media. La noche era feliz para nuestro tenis. Nadal le ha vuelto a ganar y ahora sobre el duro cemento al mejor jugador del mundo "Nole" Djokovic. Por cierto ¿quién de los dos es el mejor jugador del mundo? ...
Enfrentarse al "chacal" y de madrugada, y con una rodilla que le cuesta siete semanas de recuperación, y sobre el demoledor cemento, y desde la aparente idea inicial que olía a derrota, es toda una nueva revolución permanente del mozo de Manacor.
Nadal la ha vuelto a hacer. Ha hecho añicos a todos sus obstáculos, incluído su tenista más rival y directo. Su rodilla había descansado. Nadal podía, y sin apenas ritmo de competición, cargarse al sensacional serbio y plantarse en la final del Torneo de Montreal y en las mismísimas estribaciones del Open USA.
La leyenda del mito, crece. Nadal empieza a superar todos los ya de por sí récords. No solo es el mejor tenista español de todos los tiempos, sin que amenaza bien seriamente el gran trono del "morrosko" Miguel Induráin con sus facultades de gladiador en el Tour à France. Sí. Rafael Nadal sigue incombustible y vivo, y sin mirar en exceso al horizonte. No tiene drama, sino esa cachaza que siempre le adicionan los deportistas únicos a las grandes sorpresas. Nadal empieza a ser uno de los mejores deportistas mundiales de siempre.
En cuanto al partido de esta vez, de esta madrugada, de los límites, sudores y nervios, todo lo previsible e imaginable. Son los dos muy grandes. No puede haber partidos anodinos entre ellos. El Olimpo les pide caña y nada de concesiones. Que se arreen bien si quieren ser dioses únicos e inolvidables.
Conseguido. Nadal y Djokovic se zurraron bien. Se dieron hasta en el carnet de identidad como hacían Alí y Frazier, o Bjorn Borg y John McEnroe. Un set para cada uno, tercer set, juegos diabólicos y psicológicos, y tie break de Alfred Hitchcock. Da miedo y admiración cada una de sus enormes películas que a nadie aburren. Es historia más que tenis lo que producen.
Soy español. Me importa un pito lo que pase en la final. Mi Nadal le ha ganado al gran "Nole". No puedo más que estar emocionado. Empiezo a estar muy mal acostumbrado con esto del tenis. Cuando pierda Rafa, entonces hablaré de que tiene una tara en su rodilla, que es de cristal de bohemia o no sé qué, y lanzaré mi frustración por la tinta de mi crónica de bolígrafo.
Pero ahora Montreal sabe que no miento. Han visto a Nadal en raza pura, con la cabeza más dura que un alemán, con las ganas de siempre; con el deseo genético de pelear todas las bolas como un titán.
El nuevo ejemplo de Nadal. Para la juventud. Si lo das todo, puedes ganar a cualquiera. Si juegas con personalidad, aquí no se rinde nadie.
¡OH, NADAL!
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