sábado, 12 de enero de 2013

- ME GUSTARÍA MÁS -



Cuando despierto en mi cama de mí los fines de semana, siento una adversidad por ahora infranqueable y real. Porque lo primero que hago, es mirar el reloj, comprobar que no me he dormido y que la hora es buena, y a continuación parto como un rayo camino de la casa de mi hermano, en la cual me espera mi madre necesitada de mí y de mis cuidados.
Desde ese sacrificio y renuncia expresa, me gustaría que no existiera tal precipitación vital y circunstancial, aunque solo fuera para ver qué sucedería.
La libertad. Sí. La libertad de verme completamente solo e independiente junto al mundo de los sucederes cotidianos. Porque, si permaneciese en mi casa, entonces podría testarme a mí mismo con toda mi pureza y mi realidad. Mi autenticidad.
Y entonces podría mirar con calma en derredor mío y sobre mí, y darme cuenta de cosas que seguro que ahora Cronos y la circunstancia desean que pasen un tanto desapercibidas.
Y a lo mejor permanecía un buen rato sobre la cama, mientras pensaba en mí   y   en     mi   adultez y crecer imparable. Estaría conmigo, con más sosiego y con más rigor. Y planificaría y observaría mis aromas y mis estrategias. Y vería lo nuevo que aparece y las nuevas hojas de mi intimidad, con la frialdad de un pajarillo humano que quiere y tiene el derecho de volar.
Mil cosas haría. Me despertaría mucho mejor de mí, me movería con paz y personalidad, con decisión, y con toda la audacia. Y comenzaría a planificar mi vida y mi tiempo, con todo lo que supone la personal satisfacción de errar o de equivocarme.
Tendría mi seguida y mi composición de lugar, daría rienda suelta     al      oxígeno    de   mis aventuras y de mis ocurrencias, y adquiriría las habitualidades básicas e imprescindibles. Sí. Si tuviera tiempo verdadero para mí, yo aprendería mucho muchísimo de la vida. Y en el caos y vértigo inevitables que te da tu tiempo, lograría domeñar los impulsos y hacerme un estilo de vida, y un probar ésto y lo otro, y me planificaría mi calendario de actividades, y mi sello personal se expresaría como la marca singular de un tipo que está y se le espera, que ahí anda, y que ha decidido ponerse de pie en sí mismo y caminar por mí. Desde todo yo.
Mis sueños y anhelos. Mis ganas de transitar por el espacio de mi mismidad y de mi tiempo, se ven constreñidas por la tentación de la pereza escondida que aparece cuando todavía no puedo demostrar ante el mundo que ya soy otra cosa, otro ser, otra unidad en el Cosmos, y otra presencia y conducta más amplia y fuerte.
Es, la mejor noticia. Crezco en el deseo a pesar de todos los pesares. Me encanta dormir en mi casa cuando puedo. Y ser yo cuando puedo, y moverme cuando es posible que eso sea así.
No es mal empezar. Todo mi anhelo y nostalgia de mi tiempo, sigue ahí bien presente  y  consistente. Es el mejor síntoma y el mejor estímulo. Sigo ahí con mis objetivos y toda mi personalidad. Estoy ahí ...
Ahora cierro este escrito, me visto, y me voy raudo y veloz a cuidar a mi madre. Me necesita esta niña maravillosa, frágil y vulnerable. Y, mientras tanto, doy gracias a la vida por esta noche, y por toda mi libertad en mi tiempo libre que me queda para mí.
-CON TODA MI COHERENCIA-

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