El Chelsea FC de Londres acaba de ganar la Champions League del año 2012. Es el nuevo campeón de Europa. ¡Congratulations!
En la fatídica tanda de penaltyes, lograron tumbar a su rival y anfitrión, el Bayern de Münich. Fue un partido ramplón y sin ningún brillo, todo estrategia, pizarra, y ausencia de creatividad. Fue seguramente una de las finales más anoréxicas de juego y menos emocionantes que se recuerdan. Una pena. Porque una final de la antigua Copa de Europa, ha de ser una fiesta con mayúsculas y con clases y mitos. Pero, en esta final en el campo del Bayern, no estaban ni el Madrid ni el Barça. Milagros, los justos ...
El partido fue desgraciadamente un calco de la proyección de lo esperado. El Bayern funcionando desde la iniciativa del balón y del juego, y el Chelsea desde la renuncia absoluta a buscar el ataque, y a hacer el antifútbol ése que tan buenos resultados le da. Empiezo a creerme eso que se dice, que el fútbol es el único deporte en el que puede ocurrir que no gane el mejor. No estoy de acuerdo, pero a veces siento que así suceden algunas cosas.
Plano, previsible, con dominio del pressing inglés sobre un voluntarioso pero desacertado Bayern, el partido dormido pareció despertarse cuando Müller adelantó a los alemanes en el marcador a escasos diez minutos del final. Mas, Drogba, logró el empate al final. Y, la prórroga, solo registró impotencia por las dos partes y un penalty que falló Roben. Y ya se sabe que eso de las tandas de penaltyes lo inventó un showman con cardíaca vocación. Y en dicha tanda, los ingleses concretaron su enorme éxito continental. Su entrenador, Di Matteo, puede estar realmente satisfecho. Ha logrado sacar euforia del poco o escaso recurso.
El hombre de la final, fue el africano Drogba. Un delantero poderosísimo, veterano, listo y finalmente decisivo. Él consiguió el empate a uno antes de que se terminara el tiempo regular, y él mismo transformó el último gran penalty de la serie del k.o. Su euforia final, tenía la lógica estelar del gran héroe ganador. Gran jugador.
Desolación lógica en los alemanes anfitriones que entrena Jupp Heynckes. Normal. Toda la fiesta de la cerveza, estaba servida. Jugaban en casa, tenían una pegada descomunal, y una personalidad compacta y contrastada. Pero ayer, la fastidiaron y bien. Ante los suyos. ¡Mala suerte! ...
Cómo no evocar tras ver al Bayern de ayer, al mito Beckenbauer, Torpedo Müller, Breitner, Hoeness, o Sepp Maier el portero. Ellos hicieron muy grande al fútbol de Alemania. Ahora quedan chavales animosos, pero la calidad está ausente. Solo parece permenecerles el orgullo. Tesón atávico.
No fue un partido para recordar. Lo olvidaremos casi sin darnos cuenta. Fue un chasco de fútbol. Y a quienes nos gusta este deporte, nos agradará que no se recuerde mucho. Solo permanecerá en la memoria el gran dolor muniqués y en su estadio. Poco más.
El londinense Chelsea, es el nuevo campeón europeo. Un conjunto de atletas de lujo, con aportes de alguna calidad, en el que juegan Juan Mata y Fernando Torres, que tienen un portero que juega con chichonera que se llama Cech, a un portento llamado Drogba, y siento decir que poco más.
Ese fútbol de oportunos y cucos, no hace grande al deporte del balompié europeo ni mundial. Al revés: lo empequeñece. Y al lado de mi felicitación hacia los ingleses, va también esta modesta crítica.
-ESTE NO ES EL FÚTBOL QUE NOS GUSTA-
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