La señora Paquita está muy mayor. Su pensión es franca miseria. Tiene dos hijos. Uno vive con ella porque está enfermo emocional y progresivo, y el otro anda en el paro. El caso es que bastante tiene Paquita para llegar al día veinte de cada mes, como para encima tener que abonarle el dinero del alquiler al casero. Los Servicios Sociales andan en claros apuros. No tienen apenas fuerza ni respuesta para ayudarla. La crisis arrea a todos y bien ...
La Plataforma cívica y ciudadana "Stop Desahucios", ya le ha frenado dos inminentes tiradas a la calle, a la mujer pobre y desfavorecida. Pero en el día de hoy, las cosas parece que quieren ponerse definitivas.
La resistencia vecinal, no ha fallado. Están ahí al pie del cañón nuevamente, clamando sensatez y humanidad. Gritan, se crecen, contagian, y tratan de crearle un clima favorable para la señora Paquita y su hijo discapacitado.
Los furgones policiales, han tomado igualmente posición y presencia estratégica. Alguien lleva un papel judicial en la mano. Pone, que hay que abandonar y ya la vivienda. Hoy mismo ...
Pero la señora Paquita está demasiado desesperada, como para prestar atención a lo que se le informa desde la instancia oficial. Llorosa y aturdida de miedo, solo reaccionan sus ojos ancianos cuando se notan mucho los gritos solidarios de sus vecinos clamando clemencia, que se tenga humanidad, y que la dejen en paz. Y que se vayan a dar por saco a otro sitio ...
Las órdenes, son las órdenes. En un ataque de rabia e impotencia, el hijo de Paquita encara a un policía y comienza a decirle cosas lleno de ira. De todo, menos bonito le espeta. La desesperación, le come al hombre. La policía, aprieta los dientes y se pone profesional. Y por encima de todos los humanos gritos, se escucha uno potente y del poder: "¡Tira de ahí, coño!"...
El hijo de la señora Paquita se lanza sobre las piernas del agente policial, e intenta pegarle y hasta morderle. Y de nuevo se oye la voz gubernativa: "¡Tira de ahí, joder!" ...
La señora Paquita, llora y rueda por los suelos desvanecida. La ambulancia, es requerida. Su hijo anda al borde de un ataque de ansiedad, y recibiendo palos y órdenes. El Movimiento ciudadano que frena los desahucios, se emplea a fondo. Se echan al suelo, se encadenan, y realizan una esforzada resistencia pacífica.
- "¡Tira de ahí, hostia!" ...
La lucha por la situación, se encarniza. Alguien le da una patada a la puerta de la vivienda, y los agentes policiales ganan la casa. Precintan. A continuación, se lleva un camión los modestos enseres. La señora Paquita ya no ve nada, y su hijo casi mejor que no piense en nada.
- "¡Se acabó, joder!" ...
La vida, sigue. Algunos amigos, se ofrecen para que la señora Paquita y su hijo enfermo no pasen la noche en la calle y cojan enfermedad. Su otro hijo, está con las manos impotentes sobre la cabeza. La casa de toda la vida, ha quedado clausurada por el Poder. ¡A otra cosa, mariposa! Todo sigue y nada se detiene. Y cuando los agentes se van y todo se normaliza aparentemente, no han reparado que en el interior de la casa hay un periquito que se ha vuelto mudo y no dice nada. Salvo milagro, morirá cuando el poco mijo de la jaula se agote. Es lo único que sigue vivo en el lar.
-POBRE INDEFENSO PERICO-
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