El fuego interior del planeta, parece dispuesto a terminar con todo tipo de vida y de creación entre nosotros sita. Ha comenzado el fin del reloj del tiempo. Damocles, está siendo extremadamente feliz.
El amor y la piedad, se están desvaneciendo como en un rápido sueño de pavor. Se impone la lucha individual frente a la idea del refinamiento social o colectivo. Llega el modelo de la muerte y de la definitiva destrucción. El placer ha muerto.
El sol se aleja para siempre en medio de una enorme tempestad de rayos, truenos, estruendos y desestabilización. El suelo se hunde. Se caen las casas y los edificios. La lluvia arrecia. El viento de los tornados nunca va a conceder una limosna caritativa de tregua. No se puede hacer nada. El fin de todo, está. Toda la suerte es negativa, sucia y oscura. Se olvidan los tiempos de la esperanza en la Tierra.
Todas las construcciones y las vías de comunicación humanas, han caído destrozadas y ya son inexistentes. Todas las aves acaba de morir. La carne de los mamíferos marinos y terrestres, ya no puede ser comestible ni saludable. La supervivencia, solo es una quimera llena de absurda fantasía. El imperio del no a todo, está ganando la gran batalla final. Ya nadie tiene potestad ni poder aquí.
La Tierra, es sangre y alaridos de dolor. Cada vez queda menos gente con vida. Ser caníbal, es ser un afortunado en un contexto que tiene las horas a caducar.
Tiemblan de pánico las pocas ratas y los escasos lobos que se siguen moviendo entre las progresivas carroñas que logran casualmente encontrar. Los seres vivos, chocan entre sí. Ya no hay nada en pie. El planeta es un gran escombro que se ha salido de la mítica órbita entre la Vía Láctea que le dió raíz y teta.
Ya han muerto todos. Es la oscuridad con hoyos de fuego destructor, que se apagan inexorablemente. Unas hipotéticas inteligencias de otros mundos, asisten impávidas al gran luto final de la gran desaparición. Los terrestres y lo terrestre, ya forma parte de un pasado que fue. El planeta azul y agua, se desplaza en caída libre hacia una enorme y final explosión que volatilizará todo recuerdo y toda identificación de lo que fue. ¡Todo pretérito! ...
Enorme estruendo final. Ya no queda nada compacto. La gran esfera ha sucumbido a su estado anterior. La Tierra ya no existe sino en más que minúsculos restos, que se esparcen en medio de un aparentemente desordenado caos. Es lo que hay. Ha muerto toda la historia y toda la música. Es ley de vida. Todo muere también. Adiós sin manos.
Se acabó lo verde, lo vital, y el gran paisaje. La Tierra, pudo ser belleza. Lo fue, durante muchísimos miles de años. Seguramente, desde mucho antes de tenerse vestigios de que había sido parida y tenido lugar. Se terminó la hermosura y la interacción, la evolución y la expresividad. Baja el telón de un tiempo de historia que ya se fue para no volver.
Y en otro espacio, en otro lugar, en otra magia y en otro paraje, crece un simio muy parecido al que estuvo aquí entre nosotros. Sí. Una nueva gran estrella y sol, acoge en su seno a un nuevo hijo de la creación que se parece como un gemelo a lo que fue de nosotros.
- ¡EUREKA! -
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