viernes, 18 de mayo de 2012

- CUANDO NO NOS VEN -



Cuando no nos ven, nos miramos a los ojos y nos decimos toda la verdad. Nos acariciamos, nos leemos los pensamientos, y le decimos a nuestra libertad que es tiempo de amor y exceso.
Cuando no hay nadie metiendo sus narices en nuestras vidas, entonces     hay     una   magia inexplicable que todo lo rodea y que convierte los trinos mañaneros de los pájaros en una señal cómplice, nuestra y escondida. El alba es nuestro, María. Y yo soy de tí.
Cuando nos dejan, cuando podemos respirarnos entre nosotros, cuando nuestra privacidad es sacra, entonces sacamos todo lo mejor que tenemos y hacemos arabescos en medio de la felicidad. Cuando me ríes abiertamente, cuando lloramos juntos, o cuando te digo que estoy tremendamente cansado y tú me sonríes como solo puede hacerlo una mujer feliz       y    convencidamente enamorada.
A bordo de nuestro coche clandestino, cuando nadie puede sospechar que tú ya no amas al padre de tus hijos, y cuando nunca nadie sabe que mi mujer está conmigo solo  por dinero, entonces sale y fluye toda nuestra verdad, y buscamos lugares fascinantes que dejan de ser un sueño para ser nuestra magia verdadera y deseosa.
Sí, María. Cuando me invento un viaje de negocios y tú una visita empresarial, entonces no nos ve nadie, y podemos mandar todos los obstáculos a la basura    para      poder    vernos,  amarnos, soñarnos, respirar, ilusionarnos, e imaginar una nueva vida y una nueva realidad gratificante. Nuestro espacio adverso, muta y se transforma en todo un paraíso de excitantes posibilidades en el que todo huele y sabe a hierba mojada de primavera, y en donde no cabe la farsa ni la sonrisa impostada o negativa, mi amor secreto.
Cuando no nos ven, podemos ser capaces de dar rienda suelta a aquello que somos y no hacemos caso a lo que nos dicen que deberíamos ser. Sí, María enamorada. Cuando nos dejan, cuando nos permiten, cuando no nos censuran, cuando las cosas del tiempo son posibles, cuando podemos regatear a lo que parece como aparente, y cuando un rayo   de esperanza ataca a lo más profundo de nuestro corsé de amor sincero. ¡Oh, cuando éso sucede! ...
Cuando somos felices, cuando no mentimos a nadie, cuando somos sinceros,      cuando   la   autenticidad tiene un sabor azul, entonces nos miran las estrellas    y      nos   envidia   el  firmamento. Y, es de noche. Y son las cuatro de la mañana, y la cama es nuestra, y nuestra verdad está completamente desnuda y abierta.
Cuando es posible la concreción y el ejercicio de nuestro amor casi subversivo, los otros nos envidian y guardan escrupuloso silencio. Y entonces admiro tus ojos grandes y negros, y puedo ver confiado toda tu belleza, y tú pasas amorosamente tu brazo por mi cintura, y yo me pongo a tu total disposición. Imborrable momento.
Cuando no hay nadie, cuando nadie sospecha, cuando los lobos respetan y aceptan nuestro hacer, cuando las calles son para nosotros, cuando nuestras bocas son una, cuando nuestros cuerpos son un amor físico, cuando nuestros gemidos son una coral, y cuando un   bosque   frondoso y perdido es nuestra gran mansión del placer mutuo y gratificante.
Cuando lo cotidiano es una trampa, cuando la complicidad es una película de gusto, y cuando los mensajes de nuestros móviles son un sí, entonces, ¿qué importa todo, María?, ¿qué fuerza puede tener todo lo ajeno a nosotros? ...
- ¡NINGUNA! -

0 comentarios:

Publicar un comentario