Prima de riesgo, Grecia, recortes sociales, deudas, déficits e imposiciones europeas que vienen de Alemania y del Banco Central Europeo. Lo que llaman "rescate", no es más que la cesión de las soberanías a los prebostes del dinero, y la gran derrota de los derechos de los ciudadanos.
Además de indignación, suele embargar la sorpresa y la incredulidad. ¿Qué demonios quieren hacer los tipos del dinero con millones y millones de ciudadanos? Éso, ¿qué Europa de los demonios es? ¡Será posible! ...
Se habla, tras el "rescate" de Grecia, que el siguiente país a prostituír y esclavizar, será España. Que ya no tendremos nunca más el horizonte tímido pero real que logramos poseer entre siglos de lucha social y la implantación de una auténtica Democracia que nos permitía ser,-con nuestros errores y aciertos-, nosotros mism@s. Sí. Con aquellas reglas del juego, podíamos tener un cierto y suficiente marco propio. Una capacidad nuestra de autogestión, no inferencia de ningún país aquí, y la marca España podía tener el orgullo de que éramos nosotros. Con mayor o menor igualdad, pero nosotras y nosotros al fin y a la postre.
Ahora, el objetivo de los simios altaneros del dinero, parece bien perfilado. Quieren que España ya no lo sea, y siembran una y otra vez el miedo, para tratar de desmoralizarnos y de que se nos vayan las ganas de plantarles cara a esos seres avaros, racistas, injustos, y sin corazón ni escrúpulos.
Vivimos,-y he de decir afortunadamente-, una lucha larvada y potente. Los Mercados, Banca, y sus lacayos, todavía no se han llevado el gato al agua. Todavía se escucha la voz de la izquierda, en medio del Mercado cabrón y vil.
Afortunadamente, los españoles y otros pueblos, estamos en pie de guerra y atentos a la actualidad. Somos muchos. La gente está hasta más arriba de la paciencia. Ya sabéis: el 15-M como síntoma de una enorme indignación y descontento. La gente sale a la calle para decir que no al Mercado y sí a la libertad y a la sinceridad de sus vidas y de su futuro y el de sus hijos y nietos.
Algunos afirman que hemos perdido la batalla de la esperanza, entre las imposiciones de los Bancos y las porras disuasorias policiales. Pero yo afirmo, queridos lectores, que yo no lo creo. Al menos, por ahora.
Veo la calle viva, veo el grito de la protesta y la lucha sincera en el ojo y la mirada. Todavía veo a la izquierda y a sus gestos. Veo el triunfo francés y social de François Hollande, y que Angela Merkel parece tambalearse en su potente Alemania.
Ésa es la idea. Que, en el fondo, todo es un tema de coraje y de ideología. Nos jugamos la libertad. La sanidad, o la educación. Y ahora no nos la capan dicha libertad como antaño, con soldados, tanques o aviones. No. Ahora la guerra tiene otras fórmulas y otras estrategias. Y lo nuestro, se llama parar las calles y protestar. Decirles que no en los morros y desde la paz. Estamos haciendo enormes esfuerzos de contención para que no se nos reviente la santa paciencia. Y sé que no hará falta cambiar la fórmula de la lucha y de la resistencia.
No vamos a tolerar ser Grecia. Vamos a dejarnos toda la piel de la lucha cotidiana, para que se sepa que seguimos siendo España y una Democracia.
-PARA QUE SE SEPA-
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