Sudor, sudor imposible, sudor de madrugada valenciana, sudor desesperante, sudor de todos los veranos sin vacación.
Sudor de capital, sudor pegajosa y conocida, sudor de penosidad y de defensa corporal. El cuerpo no quiere ahogarse, y transpira hasta que te mojas toda la ropa y hasta totalmente desnuda la piel.
Calma chicha en la noche del estío agosteño. Paciencia. Si no te tomas tus calmas, te desesperarás y será peor. Toma tus iniciativas y resoluciones. Abre y ábrete. Y abre todos los abanicos que te ayuden a convivir con un exterior complicado y real. Deja pasar tu tiempo. Desvélate si no hay más remedio, pero sé siempre tú mism@.
Ventilador, exterior, deja que tu cuerpo tome alternativas, y no te rindas a la bronca, a la ira o a la desazón. Sigue. Rebélate contra tu fuego interior, que potencia el desasosiego de un calor insoportable. No molestes a los demás, pero procura en lo posible hacer lo que te venga en gana. Lanza amical agua sobre tu rostro. Recupérate, y no te desfondes frente al sudor desesperado. El Mediterráneo tiene estas cosas.
Piensa mucho, pero siempre en positivo. Es más que posible que en cualquier momento sientas la brisa que procede del mar. Pero no te hagas muchas ilusiones por si acaso. Advertido.
Nunca jamás te acostumbrarás a dormir en medio de este agobio, pero no te pongas enemigo de lo irremediable. Si no puedes con el calor pegajoso, levántate, asómate al balcón o a la ventana, ve pasar a los borrachuzos lesos con substancias negativas hasta las orejas, o reflexiona acerca de los garajes contiguos e inmediatos que semejan los boxes de los Ferrari o Red Bull. Nunca mejor dicho lo de Red Bull.
Noche positiva para un mesetario que empieza la vacación, y que solo sabe de lluvias o fríos nocturnos y eternos. Comprende igualmente a esos norteños que ven a mi noche como a un lugar de aventura inolvidable. Valencia.
Y, sobre todo, comprende a tu cuerpo, a tu mente, y a tu capacidad de posicionarte adaptativamente en medio de un clima adverso contra el sueño.
Sarcasmo de tiempo con nubes rozando tu cabeza, sudor al lado de una tenue luz, farolas que te dan por saco, y el corte de mangas de un asocial vampiro que liga. Soy una gota de sudor con cuerpo de persona. Solo agua.
Verano, yo, tú, nadie, todos, gotas de sudor que salen del cráter encendido de mi cuerpo, visitas al wáter que disimulan el martirio del no descanso, humedad, y tu positivo recuerdo de amor. ¡Viva Sidney Poitier y la cálida noche del cine de tu vida!
-Y SIGUE EL SUDOR-
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