Cuando dos máquinas como el Barcelona y el Real Madrid se enfrentan dos veces en tres días, los técnicos de boxes no pueden darle la frescura necesaria a sus dos potentísimos y elitistas bólidos.
Por éso es, que el principal obstáculo de estos dos equipazos es el paso de los minutos. Es Agosto, a los equipos les falta rodaje, estamos prácticamente en pretemporada, y todas esas cosas inherentes a estas fechas vernaniegas de calor. No se debe pedir más.
Pero, en el campo, si se enfrentan estos dos equipos y con ganas de ganarse hasta al juego de las canicas, no puede existir el ralentí o la pausa. Si falla el físico, sigue intacto el orgullo y lo mental. La grandeza de los líderes.
En el Camp Nou, ayer, pudo ganar cualquiera. El Barcelona está a un sesenta por ciento de forma, y el Madrid aunque más fresco, también acababa sacando la lengua.
Pero, los dos, juegan a lo suyo. A lo que deben de hacer. El Barcelona, a la ortodoxia, al toque y a la calidad. El Madrid, al pressing, a la potencia, al crecer y al orgullo. Dos estilos de juego, dos iconos, dos marcas, dos maravillosas formas de fomentar la pasión, la admiración y la gran alegría por el fútbol. El agrado.
Me imaginaba ayer a cualquier aficionado del país más lejano vibrando igual de parecido que hacemos por aquí. Estos dos equipos, e incluso todavía en Agosto, ya enamoran.
La Supercopa, la ganó el Barcelona porque Messi es el mejor jugador del mundo y una fantasía. Se inventó un pase genial de gol a Iniesta, y tiró dos balas a la red cuando su equipo más lo necesitaba. "Mesivilloso", por maravilloso. Genial. Frente a una cosa así como el argentino, todos los libros, tácticas y actitudes, caen hechos añicos. No se puede con él.
Y éso, que el Madrid le tiró personalidad y bemoles al partido, mostró altura, y no se arrugó jamás. Reaccionó, y empató en dos ocasiones con goles de Cristiano y Benzema. Pero, enfrentarse a Messi, es terriblemente arriesgado. Te mata muchas veces. Como ayer.
El cansancio y la frustración, llevan al sendero de la tensión y de una crispación inevitables. Los dos tanques chocan, y los nervios se resienten cuando uno de los dos, debe ceder. Pepe sigue excedido y con el cable pelado, y la tangana final hay que verla en clave de orgullo herido. Los chavales saben que eso no se hace. Pueden comprenderlo. Pero Mourinho debería hacérselo mirar.
Poco más. Otro lujo de partido. Plato de rico fútbol, mejor en la primera parte, pero siempre con sorpresas e intensidad. Como el taconazo de Piqué o el slalom mágico de Iniesta. Y al final, se cumplió el pronóstico. El equipo de Pep Guardiola levanta triunfante el trofeo de la Supercopa, y disfruta. Gran vencedor. ¡ "Messivilloso" !
El Madrid, le mira de reojo y con tremenda envidia deportiva al Barcelona, porque no quiere perder contra nadie. Pero, la buena noticia, es que estos dos equipos titanes nos seguirán dando a los aficionados al fútbol mucho más juego, pasión y alegrías.
-ENHORABUENA A TOD@s LOS AFICIONAD@S-
0 comentarios:
Publicar un comentario