sábado, 19 de junio de 2010

- LA LUCIDEZ DE SARAMAGO -

Serio, aparentemente distante, portugés, alto, delgado, español de adopción, gran escritor y premio Nobel, intelectual de primer nivel, y poco o nada mediático. Se nos acaba de morir el gran José Saramago. El ejemplo cotidiano, y ejercido desde su conciencia ética de izquierda y comunista. Un gran humanista, el cual no quiso pasar por el tubo del sistema del capitalismo feroz y cruel. Saramago fue un irreductible. Y su irreductibilidad, fue la que le permitió escapar de lo que él bien definió en sus ensayos, como "la ceguera". Sí. El maestro fue lúcido. Muy inteligente, culto y reflexivo. Y, calmo. José Saramago fue calmo, porque sus profundas conviccciones le daban luz y le sacaban de esa tremenda ceguera inconsciente, en el que se ha ido convirtiendo nuestro tiempo actual. No. A Saramago no le hacía gracia el show bissnes, ni los efectos secundarios, ni el gran circo mediático. En absoluto. ¡Ni hablar! Lo que Saramago quería, era ser digno y libre. Y le recuerdo siempre dándole la vuelta con agudeza, calma y sutileza, a las cosas más aparentemente impepinables. Esa profunda convicción de quien cree en lo que dice, era su magia. Ni Sara Mago, ni leches. Escuchar el rigor del maestro portugués que eligió nuestro país para relajarse de la presión de esa verdad del pensamiento único y del fascismo, era como cuando te caen gotas abiertas de libertad sobre tu cabeza cascada de cotidianiedad. Una gozada. Saramago hablaba leve y despacio, y con un tremendo acento portugués inevitable. Pero si decidías serenarte, relajarte, y escucharle, entonces te ponías a aprender enfoques e ideas nuevas. Parecía que al maestro ya nada podía soprenderle de las triquiñuelas que a diario se va inventando y se inventa ese capitalismo de clubs selectos y de ricos. Por éso, el premio Nobel rechazaba el capitalismo. Porque Saramago rechazaba y abominaba de los clubs cerrados, y adoraba y con argumentos sólidos la idea de lo social. Ahora que nos ha dejado, es cuando más podemos valorar el coraje que le puso a su realidad vital. Siguió luchando a través del escrito y de la palabra hablada, contra aquello que consideraba indigno para los pobres y las clases trabajadoras y desfavorecidas. Sí. La izquierda pierde a un intelectual de lujo. De primer nivel. José Saramago ha muerto, pero su legado solo es lucidez, y lucha a muerte contra la "ceguera". - ¡GRACIAS, MAESTRO! -

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