sábado, 12 de junio de 2010

- EL PAJARITO -

Pequeño, y verde savia. Natural y gracioso. Pero muy sensible y tierno. El pajarito debía volar. No había otra. Pero es que sus circunstancias no podían ser como las de otro pajarito. Nunca lo serían. El nido del pajarito ya tenía que formar parte de un pasado sin retorno. Sus padres ya no estaban. Y su hermano mayor hacía días que partió para nunca más volver. Ahí lo tenéis al pajarito. Verde y temeroso. A punto de emprender el vuelo. O, eso parece.Porque el pequeño y bisoño pajarito parece tener vértigo a su vuelo. Le asusta demasiado la potencia de su libertad. Sí. El pajarito no es que esté asustado. Está, temblando. Debajo de su pequeña y necesaria rama, está el vacío. El peligro. Se puede caer, lastimar, no se fía de sí mismo, siente miedo. ¿Quién no ha sido alguna vez pajarito, para poder así comprenderle? Todos lo hemos sido. Pero este pajarito parece especial. Muy sensible. Ha debido de ser que no le han tratado demasiado bien en su cuna dependiente del nido, o vaya usted a saber lo que le habrá sucedido a este verde tesoro de vida. Encaramado a su única rama conocida, el ave abre y cierra los ojos una y otra vez. Se demora.Se retiene. Es como si quisiera ser siempre pájaro de nido. Lo que pasa, es que no es tonto. Y sabe, que si se queda ahí petrificado, no cumplirá la jura del vivir. Y que los pajaritos serán siempre su orgullo y compañía. Coñe. Pero, a pesar de todas estas reflexiones, el pajarito sigue tenso y varado. Hasta que finalmente, camina hacia el borde del precipicio de su rama conocida. Y comienza a bailar con sus alas, a moverse, a hacerse el vivo, a presentarse en sociedad de los no inertes... Es su último cierre de ojos. Que sea lo que tenga que ser. El pajarito se impulsa sobre sus aulas, y de repente se siente en el aire. Sigue tembloroso, pero concienciado. Decide aterrizar en una nueva rama de árbol cercana. Está más tembloroso que antes de emprender el vuelo. ¿Magia extraña? Pero, ha sido posible volar. Ya tiene algo de experiencia. Ya ha volado. Y puede ver, cómo sus compañeras y compañeros vuelan con absoluta naturalidad y con el trino en sus picos respectivos. El pajarito, les emula. Suelta un tremendo y chillón trino. Es evidente que el pequeño es fortachón. Y esta vez ya no cierra los ojos al reemprender el vuelo. Y, vuela libre. Y alcanza a sus amigas y a sus amigos todo feliz. Era su obligación. -LO HA LOGRADO-

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