Mirad. Yo quiero triunfar en la tele. Tengo veintitrés años, soy periodista, y soy muy guapa. Y, sobre todo, me he dado cuenta de que para ser una chica que llegue, tengo que sacar todo mi poder físico. Sí.
Solo soy realista. No hay chicas feas en la televisión. Ninguna. Y gordas, menos cero. Lo que no quiero, es ser ni hipócrita ni cínica. Solo, auténtica. Si no enseño el poder de mi joven y potente físico, no podré cumplir mi sueño. Casi nadie sabrá de mí.
Eso es. Un trampolín, y una gran plataforma. Eso va a ser mi idea de la televisión. Voy a ser una chica polifacética. Y voy a tener mucha suerte. Más que pronto, se hablará de mí.
Me gusta la ropa, y sé del machismo y de las reglas de la estética que hay que seguir a rajatabla. Ni una lorza. Cuidado superexquisito de mi cuerpo, gimnasio a mansalva, seguir toda la actualidad, y tratar de llevar un poco menos de tela por arriba y por abajo. Voy a ser una chica sin prejuicios, y voy a llevarme bien con todas las fieras maravillosas y mediáticas que pueblan la jungla mágica de la tele.
Ya he mandado books de fotos a las agencias, y me he presentado a algún que otro cásting, en el cual lo único que se quiere es carne fresca y novedosa de chica. Pero a mí no pueden putearme. Les conozco su juego. Solo jugaré a chica cañón. Ellos quieren mujeres así, y a mí me encanta lucir como estrategia de éxito. Repito que soy muy guapa, y casi todo lo mío es natural. Tengo las piernas exactamente lo largas que ellos piden. Y sé seducir con su cruce. Ya me veréis.
Quiero ser la chica de la tele. Al menos, hasta que tenga unos cuarenta años, que es cuando mis carnes conocidas irán cediendo. Y, en ese momento, ya hablaremos. Seguramente, ya tendré otros mil proyectos aunque ya no tengan que ver con la televisión. Sigo pensando en mi eterna ambición. ¿No tengo derecho?
Puedo ser chica del tiempo y así se me ve bastantes minutos el body, o entrevistadora de héroes futbolistas, o hacer de chica tonta como Usun Yoon, o no digamos dirigir una tertulia como Marta Fernández, o la repera como sería presentar un programa bonito lleno de gente guapa como hace Anne Igartiburu. O presentar cualquier concurso de jóvenes parejas que deban superar fáciles pruebas de supervivencia. O, locas ideas de programadores que pagan.
Quiero ser sex symbol de la tele. Y me da igual que las envidiosas puedan decir que solo soy unos pechos y un trasero. Porque sé que no es verdad. Soy una chica guapa que valgo, y sé que la tele es el plató mundial del éxito y la notoriedad. Te da la fama, el dinero, los chicos, la experiencia, el que te conozcan, y el estar en boca de todos. ¿No es maravilloso? ...
Claro que sí. Quiero ser princesa de hoy. Guapa oficial. Sexy destacada. Y si encima me dicen que tengo talento y que valgo mucho, entonces miel sobre hojuelas. Seré como Beatriz Montañéz. Por poner un ejemplo.
-Y LO VOY A LOGRAR-
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