- CAYETANA Y SU BODA -

Sí. Es cierto. Siempre es cierto que en Sevilla manda la Giralda. Y que a una  y otra orilla del Nervión, pasaron cosas mágicas. Y pasarán.
El cante flamenco, el pescaíto frito, la "Madrugá" de la Semana Santa, cuando el bético Rafa Gordillo hacía correr el aire por la banda izquierda del Villamarín, o cuando el Super Sevilla de Alves y de Del Nido ponían a la ciudad,de nuevo dentro de la Feria. Y no digamos como cuando las Glorias de la Exposición Universal de Sevilla y las casetas de Jacinto Pellón. Sin olvidarnos, de la magia enigmática y hercúlea del gran Curro Romero. Temblaba todo. Se sabe.
Bien. Pero el color especial de estos días en la ciudad de Híspalis, no es otra cosa que la Boda. La Superboda. Nada más y nada menos, ¡que se casa la Duquesa de Alba! ¡Viva Sevilla y olé! Y, todos los novios felices.
Sí. Llego. Se sabe y hasta cuenta la leyenda, que Cayetana Fitz-James, Duquesa de Alba, tiene ya ochenta y cinco años. Pero también se sabe que la mujer es multimillonaria y muy especial. Y que siempre los ricos han hecho en esta vida lo que les ha dado la gana. Productivo o no productivo.
¡Oh, Duquesa! Cayetana de Alba y simpatía, irónica y frikie de senectud venerable. Usted es amor. O, por lo menos, nos distraen sus cosas, leñe.
Fíjate tú. Ochenta y cinco tacos, voz cómica, multimillonaria,y dice que está muy enamoradita de un varón que afirma llamarse Alfonso Díez, "Alfonso X", le llama el gracejo del pueblo sevillano, andaluz, y español en general.
Qué mujer la Cayetana. Doña Cayetana, que tiene pasta, tú. Un respeto a la mujer que se pone al mundo por montera y rompe todos los moldes. Oh, el gran casorio. La libertad,   la felicidad, el inventarse mundos paralelos en éste, que no le  afecte la crisis a la señora porque no puede, que es una abuelita sin edad, que nadie se cree el amor que dice que pisa, y que ha caído a casi todos muy bien, coñe. Que sale simpática y estrafalaria esa mujer en la tele, hombre.
Y, luego, está la cosa que se aparta de Disney, y que se acerca a nuestra impotente realidad. Que nosotros no tenemos donde caernos muertos, que no llegamos a fin de mes, que todo son sobresaltos y problemas, que estamos en el puto paro, que nos ataca la crisis, que no sabemos qué va a pasar con nosotros. De modo, que no me amargues la vida, oye tú.
Déjame soñar con la boda de la Duquesa, y verla por la tele, y pensar que me han invitado a la boda y al banquete, y que soy grande de los sueños de mi España, y que no me moriré nunca, y que seré feliz siempre, y que me iré de luna de miel a las Seychelles durante mucho tiempo y con solo hacer un pequeño chasquido con los dedos. Que es muy fácil.
- ¿A QUE SÍ? -

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