Un chaval. Mundial de MotoGP. Circuito de Cheste. Valencia. Tres pilotos españoles en el olimpo de la más prestigiosa prueba de motos. El mito Rossi, les mira un tanto tristón. Su Cronos ya parece gastarle extrañas malas pasadas. Su Yamaha está sin calentar ni amedrentar. No cuenta.
Entre Jorge Lorenzo y Dani Pedrosa, ha surgido otro niño sorpresa. Más joven todavía que estos dos chicos. Es catalán, de Cervera, de Lleida. Tiene el carisma de Ángel Nieto y una calidad descomunal. Y Marc Márquez les quema el terreno y deja boquiabiertos a todos. Es capaz de salir de la adolescencia con el gran premio entre las manos. Es capaz de sorprender. De, emocionar ...
Ya venía de atrás la precocidad en Márquez. Pero nunca nadie tan joven llegó tan lejos. Un niño fuera de sitio y llevándose el gato al agua. Solo un genio puede saber lo que es eso.
Marc es un filo y una aguja. Juega sobre su moto con la elegancia de los exquisitos. Y es capaz de hacer cosas que no se pueden esperar. Sobrepasa a Rossi y el italiano se queda admirado. Osa lucharle, ¡y le pasa! Sucedió algunos grandes premios atrás. Algo grande pasaba.
Marc es frío como un veterano. Y nunca tiene miedo de ganar. Persiguió a sus compañeros españoles y les hizo diabluras. No está loco al arriesgar. Lo que se trata es de ser genialoide. Si ha de correr rápido, ataca y logra fugarse. Si toca escapar de la quema, se calla y se repliega. Trata de meterse en los menos líos posibles. Y si hay lío, sabe salir lo menos escarmentado posible. Porque el novísimo y brillante campeón lo único que hace es jugar y disfrutar a lomos de una motaza. Ganar sus opciones. Ser mayor antes de hora, y desmostrarlo. Su precocidad que hace historia, es fruto de su enorme clase y de su alegría.
Que le vayan quitando lo bailado a Marc. Ya no solo es el nuevo campeón mundial de MotoGP y a la primera, sino que es el más joven y el más feliz de siempre. Ha soñado, se ha puesto el casco y el traje, se ha subido a la moto, y se ha puesto a ponerle imaginación a todos sus sueños. Unos sueños, que contagian.
Su extrema juventud va unida al carisma de este muchacho. Veinte años. Gusta que sea el más joven, el más regular, el más astuto, el más pronto campeón, el más agudo y el más novedoso. El más difícil de ganar, y el más audaz para embolsarse el gran triunfo. Una estrella.
Jorge Lorenzo ha estado brillante. Como Pedrosa. Menos, Valentino Rossi. Un Rossi decepcionante y sin opciones desde las primeras carreras. Las hormonas del catalán Márquez, han hecho llorar y emocionarse a más de un@. Es el nuevo ídolo del motociclismo español. Es alabado y admirado, envidiado y jaleado. Lo que ha hecho, piensan estos muchísimos jovencitos que también se puede hacer. Y eso es sin duda un buen deseo, pero una concreción un tanto utópica.
Parece que Márquez ha nacido para ésto, y que ha pasado de la cuna a los circuitos para ganar y triunfar. Ha llegado y ha besado el santo. Se ha caído como todos y se ha levantado mejor que nadie. Ha cometido errores, pero ha sabido maquillarlos como un mago. Es más que joven y ya ha driblado mil obstáculos.
Marc Márquez está en la nube de su éxito y de su positivo azar. Da gusto verle montar en la bici porque no es monótono y puede inventarse cosas inesperadas en plena carrera. Aunque no le veas o pienses que está lejos, no te fíes. Pronto podrás tenerlo detrás con el cuchillo inquietante entre los dientes. Y el kíller bebé, te suelta una sonrisa natural y te desarma. No ha hecho más que empezar en ésto, y ya estaba derribando barreras y mitos. Ha revolucionado el molde de los límites y su audacia le ha dicho que sí.
¡FORÇA, CAMPIÓ!
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