Justos, pecadores, litigios, pifias y fría balanza. Ricos, pobres, diezmados, orgullosos, poderosos, intocables y carne de cañón. Las normas, las reglas del juego, el juego en sí, los jugadores y todos los árbitros. Venda en los ojos para decidir mejor.
Jueces y abogados, fiscales, ideologías, temor, decepción general y muy poco crédito. Justicia de economía y dinero, de mucho poder, de decisiva sentencia, de choques de derechos, de dirimir la democrático de lo que no lo es, de hacer libertad o de dejar el empastre, recursos, bagatelas, prevaricaciones, filtraciones, encausamientos, imputaciones, jueces defenestrados, escarnios, persecuciones, y más poder.
Politiqueos judiciales, conciencia de supervivencia, bribones, listos, espabilados, mediocres, amparados, desamparados, tasas, funcionarios y descontento.
Neutralidad con lupa, instrucciones, notificaciones, procedimientos, demoras, prescripciones, descréditos, y muy poca fe.
Jueces mediáticos, en la sombra, en el sol, en la playa, en el despacho, durante los fines de semana, sus familias y su tiempo de rigor. Puñetas, vestimentas oscuras y trascendentes, sentencias firmes, recurrentes, y todo el latín. Lex romana, hispana, española y universal.
Tipos impunes de otra atmósfera que no son iguales ante la ley sino que viven por encima de ella. Subterfugios de tipos más que hábiles que se esconden tras marañas y hasta selvas de mentiras para eludir las responsabilidades seguramente flagrantes.
Pasarelas mediáticas, paseos, acuerdos, desacordes, rechazos, datos en la prensa que se pierden entre lo inane, veredicto general paralelo, y tiempos de preocupación y hasta de zozobra. Siempre puedes entrar o salir. Puertas extrañas.
Azar y que tengas suerte, nunca sabes, no haberlo hecho, crueldad y vendettas latentes, la doctrina Parot, Estrasburgo, el violador del Ensanche, Marta del Castillo, Carcaño, la televisión, el Dioni, y hasta la Casa Real.
Manifestación de yayoflautas dentro de Caixa Galicia, gritos de ladrones, de estafadores, de furia popular, de protectores físicos de seguridad, sustraendos que parecen inevitables, y dineros que se fueron al bolsillo de algunos presuntos egoístas.
Presunto. Presunta. Presunt@s, presuntamente, toda la cautela, no digas una sola palabra que pueda volverse en tu contra, contesta única y exclusivamente a lo que te preguntan en la sala, ejerce tu derecho a no declarar, asesórate, busca toda verdad que puedas, y luego que el éxito te acompañe.
Juzgar, hacer ejecutar lo juzgado, hechos, pruebas, indicios fehacientes, decidir qué hacer con una sociedad que pleitea sin valores y a la gran velocidad, el fracaso de la palabra y de la comunicación, los árbitros sociales que deciden el bien y los líos, las películas de abogados, las bellas leguleyas que hechizan con su porte duro y evidentemente irresistible. Mujeres de temer y de admirar. De odios y loas, de división de opiniones, de envidias y hasta de lujo. La erótica casi imposible pero real. La integridad.
Los casos sucios y las mordidas, los crímenes imperfectos, el dolor del perdedor que ya huele a cárcel y a chabola, la indemnización oportunista que te relaja la caída, el momento vital de la sentencia, los nervios y el que te cambia la vida, las huellas en el corazón, el castigo, la responsabilidad, los incumplimientos, el hábeas corpus, los inocentes, los culpables, los que son capaces de destruír por odio y miedo, la respuesta que lleve a la normalidad, el mundo de hoy, la americanización de la sociedad, los substitutos de unos valores que se añoran, y cuando ya todo ha quedado decidido.
-SE LEVANTA LA SESIÓN-
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