lunes, 11 de noviembre de 2013

- CINE: "VIVIR ES FÁCIL". -



Cine español. Director: David Trueba. Sueños y contextos en la época de Franco. Nostalgias y necesidades. El porqué de la memoria histórica. Recordar quiénes éramos y cómo vivíamos. Cómo respirábamos.
Sin oxígeno es como respirábamos. Te das cuenta de un tiempo agotador y brutal. Sin concesiones, monótono y hasta derrotador.
Por eso tenían un mérito de valientes aquellas y aquellos que decidían salirse de la norma y se la jugaban. Porque en todo tiempo y en toda situación son imprescindibles los sentimientos, la ruptura de los tabúes, y la búsqueda inevitable de algo mágico que se llama libertad.
Por eso tenía mérito jugársela. Porque siendo auténticos era mejor. Ahí tenemos en este film al chico que se va de casa, o a la chica a la que quieren obligar a dar a luz y a casarse, y también al profesor ingenuote pero alegre y animoso que quiere abrazar y comprender un mundo rompedor y necesario. Necesita soñar con lo foráneo, con Lenon, con la esperanza, con los ídolos, y con unos referentes distintos. Quiere vivir, ¡coño! ...
Por éso, y mientras revivía yo sentado en la butaca la película, me venían a la memoria mil vivires que casi no pude tener, y realidades que fueron, y que para las generaciones actuales ya pasan inadvertidas y olvidadas. Y con alguna amenaza de volver ...
Me acuerdo de mis primas y de la moral sexual. María Amparo quería ser moderna y ver los programas de la tele de la música de los yeyés. Y un día nos dijo a mi hermano y a mí: "el hombre le quita las bragas a la mujer y se chuchan". Y mi prima guapa y atrevida Raquel, que le decía a mi hermano toda seria y decidida élla, que un día conoció a un chico y se "metió" con él. El sexo era totalmente tabú. Había que practicar un clandestinismo y un furtivismo más que necesarios.
No era posible la comunicación. La Iglesia y la moral imperante, apretaban más que un zapato pequeño en un pie mayor. Era el tiempo de disimular y de esperar. De practicar la guerrilla cotidiana de la vida sin que se notara lo más mínimo. O, ibas perdido. Si te pillaban, lo podías pasar muy mal. Iniciales rupturas generacionales.
Recuerdo cuando yo me dejé melenita y me puse unos pantalones acampanados. Me hice moderno. Y noté aquello que David Trueba nos repasa en su película. Había gente que tenía miedo. Terror a cambiar. Había gente que nunca entraba en razones, y que se aferraban cazurramente a su subsistencia. Lo más lastimoso, es que no siquiera se planteaban el ser libres. Se autocastraban y se destruían. Sobrevivían al día, y desde el pánico a las porras o a las cárceles. La cruel represión.
Y también había gente que hacía lo posible por hacerse con el póster de una chica sin ropa, o que le hartaban las paciencias y se iba de casa a jugársela, o hacía auto stop hacia donde fuera con el fin de encontrar algo que todos sabíamos que estaba más allá de aquella carretera y de aquella barriada. En nuestro sitio necesario.
No solo eran los dinamismos de los Seat 600 o los Citröen 2 caballos, sino los que se atrevían a hacer novillos y pelarse las clases, a hacer el amor por deseo y pasión, el no tiempo de los homosexuales atados a las cuerdas de la ley de peligrosidad, el momento de la violencia institucional, donde no debías hacerte el placer con la mano porque te contaban que te podían llegar mil calamidades de salud, y más de mil millones de etcéteras. Era una sociedad aplastante, demoledora y vacía. Insoportable e intolerante. Un infierno bobón y cruel.
Ahora valoro más a quienes les decían que no a su manera. Quienes optaban por un desmarque estratégico, los jóvenes que no tragaban la gran mentura social y que avanzaban hacia las cosas inevitables. La vida era otra cosa que nos negaban. La libertad era ser auténticos aunque nos pusieran todas las piedras puntiagudas en el camino y nos hicieran institucionalmente la puñeta.
Aquellos minigamberros tímidos y silenciosos, eran unos héroes rebeldes que pasaban de órdenes y de hostias. Que habían captado la idea y la esperanza. Había que romper moldes y hacer el equilibrio para no caer en las manos de la represión.
-NADA FÁCIL EMPRESA-

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