sábado, 28 de julio de 2012

- LONDRES LE PONE UN IMÁN AL MUNDO -



Ceremonia inaugural de los Juegos 2012. Londres. El Támesis, y el ingenio que construye plataformas de fantasía para contarnos su historia eléctrica y hasta mágica de la evolución de la Gran Bretaña.
Pradera, montañita, senderismo, niños y música. Escenario. Hombres con chistera   que  muestran al mundo todo su señorío y toda su sabiduría british. ¡Oh, yes!
Mucha gente y mucha ambición en el gran maestro y director Sebastian Coe. Ya tenía mucha ambición y propósito cuando era capaz de correr los ochocientos metros en un minuto y cuarenta y un segundos. Se dice de Sebastian, que puede ser pronto el gran cappo de este gran negocio del olimpismo.
Nos dijeron quién había inventado internet. Y éso, permitió acceder a un enorme volumen de información, la cual pasaba ante nuestros ojos humildes con enorme velocidad y rigurosidad. Vimos a todos los grandes magos del ser británico.
Sí. Bond, James Bond, le puso seguridad a todo, y se marchó a proteger a Su Graciosa Majestad y a traerla con emoción y garra al gran Estadio de los gladiadores olímpicos. En el gran Foro de sorpresas y creatividad, hubo momentos realmente inolvidables.
Se tocó mucho la imagen humana y los sentimientos, la vulnerabilidad y la alegría de unos niños que remozan la historia, y que le ponen nueva aventura y continuidad. El mundo nunca puede pararse. El asfalto de la ciudad puede ser una buena idea, sentándonos sobre   una  sonrisa y aceptando el mundo que nos dicen que nos ha tocado vivir.
Míster Bean aparece, y se relativiza la solemnidad de la mano de sus gestos   y    de   sus  muecas. Impera la música de los Carros de Fuego y de la summa sacerdotisa que es  la melodía, el rock y la modernidad. Música, practicidad, movimiento, algún atasco de exceso, y encanto laborioso.
Sin obviar a Chaplin, los Beatles y Rollings le dan celofán y hasta envoltorio a una forma bien original de mostrar los encantos de lo británico en el mundo. Imágenes     y     realidad  simultáneas, los chicos con las chicas, los besos eternos del amor, el teatro y la enorme vitalidad. The world y millones de seres humanos, siguen pegados a la gran   ceremonia londinense como un imán y con ojos de admiración emocional. Seguramente, la ceremonia más ingeniosa de todos los tiempos. Barcelona fue un enorme deseo, y Beijing el imperio de la demografia y de los grandes recursos. Mas quizás hayan de tener un poco de saudade o añoranza.
Tras la gran magia de Coe, comienza el excelso desfile de todas    las       delegaciones    y  banderas. Los grandes protagonistas se pasean y se dan el homenaje ante    los     aplausos  generales y de fair play. Hay ritmo, noche encima, y toda la gente del mundo que te puedas imaginar mirando. Ya están ahí con sus banderas los diferentes héroes emocionales. ¡Hurra!
La llama olímpica se enciende entre relevos de juventud y espectacularidad. Una llama, se nutre de otras siete antorchas que copulan al fuego de la purificación desde la vitalidad. Savia de relevos y energía.
Y al deporte se le hace toda la luz de dicha gran antorcha, y gobierna ahora el sueño de todos los que aman el juramento sano y hasta hipocrático de un sano deporte que luchará duro contra las trampas. El espíritu del deporte sigue en fuego ilusionado.
-INOLVIDABLE E HISTÓRICO-

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