Voraz y fronterizo, sin barreras y pirenaico, Port Bou, La Jonquera, el Ampurdán, Francia, Girona, España, Cataluña, los turistas, los viajeros, los conductores, las carreteras y la montaña del paso. Paso de miedo y muerte, fuego de calor y viento, fuego de zozobra y lágrimas.
Colilla mal apagada, y mucho cabrón. Fuego a mares. Fuego que descontrola y devora todo lo que a su paso encuentra. Fuego de morirse fritos, fuego en las vacas y en las ovejas, en aves y todas las formas, en los seres humanos, en los bomberos impotentes a merced de la tramontana y de los malditos más de treinta grados. África en Europa. Más de demasiado viento ...
Vacación maldita, frontera arrasada por el poder ígneo de un gilipollas, fuego sin control, olor a humo y a desastre, olor a decepción y tristeza, tiempo de rabia y de descenso de la alegría, tiempo de gente preocupada y con toda la razón.
Calor imposible y venusiano, dantesco escenario que nunca puede dar amor, hectáreas y más hectáreas a merced del fuego imparable y de la irresponsabilidad. Fuego maldito, guerra larvada sin control, libertad enloquecida, mariposa embobada de muerte fija, personas de todas las edades lanzándose como suicidas por las laderas de la montaña que se abre al arder. Demasiado dolor psicológico para contener la desesperación, y busca inmediata de la esperanza buscando el camino de lo que sea para escapar de la guadaña de las llamas. Trampa mortal que pocos parecen esperar. Cataluña sufre impotente y con ademanes contenidos sus ansias de ira y de búsqueda de los culpables. No hay derecho.
El paso fronterizo parece convertido en una saducea trampa de vacación. El tiempo es fuego y la vida es un hilo. Huyamos como sea, escapemos, respiremos, salgamos de aquí, eixcam d açi, esto es realmente un infierno sobre la mesa. No comamos del veneno del mercurio ido y letal. Llega el President Mas, y trata de poner solidez a la defensa de la catástrofe sin control. ¡Molt d ànim! ...
Foc, fuego, días, horas, noches y segundos de mucho llanto y desesperación. Ramas que arden, hogueras naturales, demoníacas e inevitables, olor a tomillo y romero que ha desaparecido tras una máscara defensiva y artificial de sanidad. En Barcelona, huele a humo. El mensajero de Eolo lleva la tragedia a la pituitaria de los capitalinos.
El fuego es democrático, definitivo, y no deja cual Atila que brote de pronto la hierba. El fuego cabrón y libertario se come todo lo que le da la gana, y deja a los demás en ridículo. Julio en el Pirineo de Girona, fuego en el llanto, en el lagrimal, en los que huyen despavoridos de la gran desgracia. Mare de Dèu. Fuego de impotencia, de desencuentro, de tristeza y de asombro fúnebre.
Fuego sin seguridad, y con nada de aire acondicionado ni ventilador. Fuego imperial y pirenaico, de cuando la España siempre seca de primavera deja que el verano lama el sibaristismo del mágico avance que todo asola y mata.
Foc. Mès foc. Más fuego. Pero siempre la paz de lo no definitivo. Esperanza y fugacidad. A la frontera pirenaica franceso-catalana volverá la gran y necesaria normalidad. Y desde aquí, mi beso a tod@s y especialmente a los familiares de los muertos y heridos. Que en el fondo siempre somos todos.
- ¡AMUNT Y FORÇA! -
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