El campo no era rentable. Desde esta sociedad de mercado en la que desgraciadamente hemos convertido los sueños en dinero, los montes y su cuidado eran una cosa menor.
Desde una primavera terriblemente seca, hemos pasado directamente al verano y sin solución de continuidad. De modo que los matojos, la zona seca y propicia al incendio, estaba mucho más proclive que nunca a estallar en cuanto apareciese el fuego.
Las brigadas forestales, no aparecían. Los incendios no se reducen en el verano, sino durante los cuidados en el invierno u otras estaciones. Se saca la parte seca, se limpia el monte, y se le prepara adecuadamente para las duras condiciones que el verano le deparará. Pero no se hace prácticamente nada. No hay un interés real. La prioridad ha sido siempre el ladrillo, y la construcción y venta de los pisos o urbanizaciones. Y el maravilloso verde del arbolado, se ha considerado una simple cosa estética, y para deleite temporal del turismo de estación. Poco más. La zona interior con sus campos y montañas, está abandonada. No trae réditos aparentes. Aunque sea una pulmón natural increíble, con una belleza asombrosa, y cuyo ser y estar no genera sino beneficios en cadena. Pero los necios confunden el valor con el precio.
Ahora está la excusa de que no hay dinero. Las brigadas de bomberos se han reducido. Hacía veinte años que no había tanto fuego en el interior de mi Valencia. Entre la zona de Andilla y la de Cortes de Pallárs, se han quemado más de cincuenta mil hectáreas de bosque. Hasta dentro de cien años se calcula que no podrá regenerarse dicha foresta. Y nuestros descendientes y generaciones venideras, podrían nunca más disfrutar de la superficie ahora quemada. El campo no nos interesa.
Sí. Entendemos que el campo solo es muy poco rentable para los pueblos interiores. Eso de que vayan los domingos y vacaciones unos cuantos senderistas a hacerle gasto al barero del pueblo y luego a caminar por los maravillosos senderos de montaña, aparece entre la marcada realidad económica como algo menor y de poco fuste y beneficio. El turismo de interior, siempre será minoritario, y por lo tanto su rentabilidad.
El desastre del fuego ha sido tremendo. No ha afectado a las personas, salvo a unos bomberos accidentados en los helicópteros que combatían el fuego imparable. Pero dicho fuego, se ha quedado en el monte. Y el monte no interesa. El monte es una cosa que está allá abajo. Lejos. Y es como si fuera el cuarto trastero de la acción pública y social.
No hay voluntad política para acometer las necesarias labores para que nuestros maravillosos y frondosos bosques valencianos vuelvan a darnos el oxígeno, el pulmón, la naturaleza y el esplendor. Sí.
La Naturaleza no nos interesa. Como nuestro hábitat o planeta. Vivimos un tiempo de lo inmediato y de los resultados concretos, y queremos cosas de beneficios y ya. El ser humano está incendiado e irresponsabilizado de avaricia dinérica. Su prioridad no es el planeta sino sus objetivos comerciales. Sin sospechar apenas, que él también es el mismo bosque al que dejan que se queme.
-DEMASIADO TRISTE-
2 comentarios:
es increíble que siga sucediendo esto...
Un saludo para el blog.
Así es amigo. Parece increíble que estas cosas sucedan como bien dices.
Bienvenido, amigo, y gracias por tu opinión.
Saludos bien cordiales y de nuevo, ¡Bienvenido a bordo!
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