viernes, 27 de julio de 2012

- LA SEÑAL -



En estos días de cuidados de mi madre en los que paso muchas horas en la casa   de  mi  hermano, en donde reside mi progenitora, asistí un tanto sorprendido    a    la   progresiva desaparición de algunas emisoras de televisión y al pixelado o escasa visibilidad de otras  emisoras. ¿Qué estaría sucediendo? ...
La señal. La señal de la realidad. Cada hogar, cada casa, recibe una gran señal procedente de la antena colectiva en un bloque de cuarenta viviendas.
Mi hermano tiene una televisión, la cual está sita en el comedor, y no ha tenido    la    menor incidencia con respecto a las televisivas emisoras. Su tele, está puesta en el lugar  de   más  fuerza de la señal que proporciona la antena de la finca.
Yo, tengo una televisión en mi cuarto. De este modo puedo ver la programación que me gusta y mi hermano ve la suya y así se elige la libertad de visionado y tiene lugar.
Cuando tras varios días de espera llegó finalmente el antenista, puso cara de circunstancias y fue claro. Poco se podía hacer. Se limitó a cambiar unos elementos de conexión en la zona de la televisión de mi hermano, y casi mágicamente mi televisión recuperó emisoras y la calidad general de la imagen, mejoró. Pero el honrado antenista me advirtió que todo podía   ser   transitorio y coyuntural, y que quizás las cosas solo mejorarían adquiriendo un amplificador de señal de antena, que venden en las tiendas de electrónica. Mi gozo, un tanto en un pozo.
Sí. Mi libertad, mi independencia, mi sitio y mi lugar, nunca será ni puede ser la casa de mi hermano. En donde manda patrón, no manda marinero ...
Aunque cuido con todo cariño a mi madre, sé que no estoy en donde estaré cuando   por  las circunstancias inevitables de la ley de vida, mi madre fallezca. No. Este no es mi sitio.
La idea o metáfora de la señal de la televisión en la casa circunstancial, me lleva a mi razón de mi plenitud y de mi libertad en mí mismo.
La circunstancia de la señal condicionada, dependiente de otros, donde no puedes elegir tu verdad y tu realidad, me da toda la pista sobre mi futuro. Ésta, no es mi casa.
Y yo, volveré a la mía. A la casa en donde nací, en donde di mis primeros pasos, en donde me familiaricé con todos los sonidos y las formas. En mi cuna y en mi raíz. Ahí está mi sitio, mi lugar, mis esperanzas y mi yo. Ahí sí que me aguarda mi yo.
Y cuando esté de nuevo en mi casa, disfrutaré plenamente de mi señal televisiva y de todas mis señales, y pondré la televisión y los pies donde me parecerá oportuno, y ejerceré  mi libertad, y en mi casa se hará lo que me dará la gana, y la luz y mi luz impreganarán toda mi verdad y mi realidad.
Mi señal será grande y clara, sin amplificaciones, antenistas ni gaitas, sin pixeladas   ni    desapariciones arbitrarias de emisoras. Y yo estaré conectado a mí mismo, al desarrollo de mi vida, y mandaré sobre ella y sobre mi destino porque tendré mi señal expedita y bien preparada. Porque en mi casa podré ser realmente feliz.
-NO TENGO DUDAS-

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