No. Nunca. Eso de que "la suerte esta echada", habrá de verse exactamente el domingo 20 de Noviembre. Y todo lo demás, solo podrán ser meras especulaciones.
Sí. Ya tenemos fecha en España para las Elecciones Generales. Ya hay una fecha, un reto, y una cita en las urnas. Lo, que, coincide con la de la muerte de Franco y de Primo de Rivera, es sin duda lo más anecdótico. Ya somos, afortunadamente, mayorcitos. Y bastante democrátas.
La fecha, parece un discurso monopolista entre el Partido Popular y el Partido Socialista. El bipartidismo, parece una cuestión impepinable, cuando al país le claman cinco millones de parados. No hay opciones para mucho más. La gente quiere un empleo, y apostar sobre seguro. Es lógico y humano. Es evidente que parece tener que imponerse la urgencia, más que el rigor. Es lo que hay.
E, incluso, más que esperarse una gran batalla entre el PP y el PSOE, lo que se espera en casi todos los flancos de pronóstico, es una victoria y bien clara del partido de Mariano Rajoy.
De hecho, el que se haya adelantado la fecha de las elecciones, viene a decirnos bien a las claras, que el Partido Socialista anda con el agua al cuello y la necesidad de un apoyo, que le devuelva la autocredibilidad perdida.
¿Alea jacta est? No. Rubalcaba ha de multiplicarse, y seducir como una sexy y maravillosa estrella hollywoodiense. No hay que dar un balón por perdido, si bien se comenta incluso en círculos socialistas, que si logra que el PP no consiga la mayoría absoluta, ya se habrá alcanzado un buen tanto. Realistas.
Sí. Los cinco millones de parados, están demasiado anhelantes. Y se busca una nueva opción de empleo. Los de Rajoy no pueden ser nunca una garantía de nada, pero son una opción a la frustración, y un quizás que se impone. Desgraciadamente para el Psoe, el parado lleva jodido mucho tiempo y son demasiados, como para hablarles de ideologías, socialismo, la izquierda, lo común, y que los otros son amigos de los que tienen el dinero.
No harán caso. Por éso, Rubalcaba aparece como un hombre de tránsito, de laboriosidad tan necesaria como descomunal, que intentará en lo posible atacar por el lado Gürtel, o por el estatismo mudo de un Rajoy que no parece proponer nada, o simplemente que utiliza la corriente favorable de un río, para así sonreír confiado.
Sí. El otro día en la tele, Rajoy parecía el nuevo presidente. Una picaruela sonrisa, le dominaba. La sonrisa de una cierta lógica.
-LOS VOTOS Y SU VERDAD-
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