miércoles, 13 de julio de 2011

- AMPARO Y JOSE -


Amparo y Jose eran dos pujantes y jóvenes aspirantes a escritores, los cuales residían sin saberlo en la misma ciudad.
Hasta que quiso el destino virtual del internet, que sus escritos se cruzaran ante sus  ojos  respectivos, entre una mezcla de cercanía, curiosidad y simpatía.
Tanto Amparo como Jose avanzaban  fuertes en la literatura, y cada escrito de ambos era superior en clase y calidad al anterior. Futuro halagüeño.
Siempre virtualmente, Amparo y Jose decidieron unir convencidos y curiosos sus respectivos mails, para de esta manera conocerse mejor, y descubrir la magia   de   la    raíz    de     sus  respectivas almas de pujantes escritores. Y de paso, descubrirse mejor como personas.
Ambos se aceptaron los correos respectivos, y a partir de aquel día descubrieron    que    sus escritos ganaban todavía más en calidad y colorido. ¿Era la literatura una nueva sorpresa  positiva que lo virtual les ofrecía y de modo bien evidente? Seguramente, sí.
Hasta que, decidieron juntos Amparo y Jose, hacer un pacto entre sí   que     nadie debería  romper ni descubrir.
Dado que era evidente que su contacto literato por internet potenciaba los escritos de ambos dos, llenándolos de calidad y atractivo, la relación entre Amparo y Jose debía circunscribirse al ordenador y no ir más allá de él. Aunque residieran en la misma gran ciudad.
Mas, inevitablemente, la curiosidad se fue apoderando de ambos. Necesitaban    olerse  ,  palparse, respirarse al aire del exterior, y entre lo natural y la cercanía física de sus cuerpos y expresiones. ¡Oh, las voces mutuas! ...
Roto el pacto, Amparo y Jose se citaron en una céntrica cafetería. La relación fue cordial, y  nadie defraudó a nadie. Eran bastante iguales en la forma de ser, y a los pocos minutos ya se hablaban sin mayores tensiones. Fuera, nervios.
Pero, el día siguiente, marcó un antes y un después para el sino de sus escritos. Las obras de Amparo y Jose empezaron a perder calidad, paulatina pero evidentemente. Parecía roto el hechizo de la inspiración y de la renovada creatividad. Todos eran escritos y planos.   Sin relieve.
Y, Amparo y Jose, decidieron con lágrimas en los ojos no verse nunca más ni virtual    ni   físicamente. Y, poco a poco, y como una extraña magia, volvió la alegría a sus escribires.
-MAGIA DE ESCRIBIDORES-

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