jueves, 21 de julio de 2011

- JOSÉ TOMÁS, EL MITO ARRIESGADO -



Otra cosa. El torero de Galapagar es un ovni en el planeta de la tauromaquia. En el toreo de hoy. Es el Dios del toreo. El gran torero, el gran ídolo, la gran sensación; el gran fijo de todas las grandes figuras. Exactamente, el número uno. El one.
¿A qué va la gente acaso a las plazas?, ¿por qué se llenan las gradas y se cierran a la venta todas las localidades? Bien fácil es saberlo. Porque es José Tomás. Porque lo tiene todo, y  porque lo da todo. Porque para él, apenas existe la palabra toro. Solo, la de Matador  y  con mayúsculas.
Mira. Si quieres pasar una tarde apacible de toros, no se te ocurra ir cuando torea   el     as  madrileño. Al revés. Si lo que quieres es el peligro, la incertidumbre, la sangre probable, la gran noticia o la ambulancia con las orejas tiesas, entonces toma un fajo de dinero e inviértelo. Ver a José Tomás es como darse un copazo de purita adrenalina. Es   suicida     hasta    la  inconsciencia.
Está vivo, de milagro. Se pone demasiado cerca de las astas de los toros. Singular magia. Es honrado, y no sabe el significado de la palabra cobarde. No lleves a los toros a los tuyos contigo si vas a la plaza. Sufre tú solo. No hagas padecer a los que te quieren. Evítalo.
José Tomás es serio, poco amigo de lo mediático, y mítico. Todo un extraño y a la vez ansiado personaje. Nunca puedes saber lo que le pasa por la mente. Quizás se llame ambición. Mas nunca sabes de qué se trata. Es un genio. El día 23 de Julio reaparece en la Feria   de  San Jaime de mi Valencia natal. Roguemos porque la vida vuelva a sonreírle. Necesitamos salir del tedio. Los demás toreros, solo son una anécdota a su lado. ¡Ave, Tomás!
Se pone tieso y quieto en el medio de la plaza, y torea de cine. Domina como los elegidos todas las suertes. Pero, sobre todo, domina la suerte del extremo valor. No sabe y no le da la gana respetarle la distancia y el espacio a su noble rival con cuernos. Debe aprender a darle  una oportunidad al toro, o un día de estos le ofrecerán cristiana sepultura.
Tiene mujer, hijos y familia. Pero cuando José Tomás sale a la plaza, se olvidaba de todo y se pone en ganador. Se sabe el mejor, y todo lo demás le da hastío y pesadez. Y entonces Tomás pasa a milímetros del bicho, y éste le arrea duro hasta herirle. Que es el momento en el que el de Galapagar se pone terco e insistente. Para él, nada pasa. Y sigue, y sigue excitando a la masa. Hasta que al final te deja de piedra, tú con la boca abierta, y él con las orejas   del  triunfo en la mano.
-TODO UN ESPECTÁCULO-

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