viernes, 2 de abril de 2010

- LAS PROCESIONES -

En Semana Santa manda la tradición. Que por cierto, es española. Sí. La de sacar las imágenes en procesión. Es un tema en mi opinión, como todos los que tienen que ver con la pervivencia de la costumbre o tradición, que posee un gran interés antropológico.
Ya es curioso, que los cristianos católicos españoles saquen a sus imágenes en procesión. Pero es más interesante la adhesión a la tradición de personas que, o bien no son religiosas, o que si lo son, apenas van a misa y todas esas cosas.
En el fondo de toda manifestación masiva y contradictoria, hay muchos factores que tienen que ver con la supervivencia y con el temor. Lo que está claro es que muchas veces necesitamos ser contradictorios y tirar de tradición. La tradición, es un imperio que mueve mucho dinero. Es un gran motor económico. Más allá de explicaciones o consideraciones de cariz teológico, la procesión es un hecho social en el que el grupo o en el grupo, se va pasando bien. Se pasa bien. La raíz está bien hundida y amarrada.
Si le damos la vuelta a la tortilla, veremos cómo lo que quedaría socialmente mal e inadmisible, sería que no existieran las procesiones, o las fallas, o los sanfermines, o los carnavales, o los partidos de fútbol. Sí. O las televisiones. Sigue existiendo una necesidad ancestral, anticuada pero viva, de que todo esto siga teniendo lugar y en unas fechas determinadas y puntuales.
La libertad y su ejercicio hace legítimas las procesiones o cualquier otra forma de deseo grupal. Sevilla necesita la "madrugá". Es curioso ver la cantidad de gente joven que participa en Andalucía de la gran representación religiosa. Para ellos los jóvenes, en Semana Santa hay que estar haciendo de costalero,nazareno, o de lo que haga falta, porque la tradición "debe" continuar. En Castilla, en Andalucía, en Valencia; en España.
Lo demás, es lógico. Ante la masificación, los hosteleros se ponen las botas, se vende más , se promociona lo turístico, se dan a conocer,etc, etc. Todo esto es como un gran cebo o señuelo. Atrae gente, y por lo tanto,dinero.
Y lo veo. Las procesiones suelen emocionar a la gente. Sienten en muchos casos tal devoción. Son sinceros en tales emociones. Lo que pasa es que el resto del año no les veo yo tan católicos. No van tanto a misa, y reivindican la laicidad, la modernidad, el progreso y la vanguardia. Por mil razones, el ancestro y la tecnología conviven y cohabitan especialmente bien en la semana de las procesiones. El contraste es hasta excitante.
-ME ENCANTARÍA VESTIRME DE NAZARENO-

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