Esto del amor es un azar, piensa Inga. Nunca te sabes las cosas. No puedes planificar nada. Es mejor dejarse llevar. Y no preguntarse demasiado, ni comerse la cabeza. Inga siente que ha aceptado la invitación de José Alberto para cenar esta noche en el coqueto restaurante Botanic´s, y que su amigo no merecería que ella hubiera aceptado. Es rematadamente tonto, pero ella,¿por qué es que acepta y no declina sus invitaciones? Inga piensa y sabe de misterios, pero como éste, ninguno. Por éso se ha puesto bien guapa y se prepara bien preparada para gustarse a sí misma, y si se tercia, a José Alberto. Pero primero siempre es ella,será ella, y siempre ella, y si a José Alberto le gusta cómo es y va vestida,bien, y si no, también. Que ella, tiene mucha personalidad. Y lo que es evidente, es evidente. Quizás Inga se haya puesto un modelito un tanto audaz. En la puerta del Botanic´s, le aguarda un sonriente y apuesto José Alberto. JOSÉ ALBERTO: Estás radiante, Inga... INGA: Oh,gracias,José Alberto. Exageras... J.ALBERTO: No exagero, no... Joerr, qué buena que... INGA: ¡Shhhh! , ¿quieres parar ya? J.ALBERTO: ¿Entramos,belleza? INGA: Entremos. Pero mi nombre es Inga... Entraron. La luz tenue y romántica, iluminaba sugestivamente el local. José Alberto había pedido comida vegetariana y suave, conocedor de que esto sería del agrado de Inga. Ella, se lo agradeció sin apenas decir nada. Pero hay miradas que efectivamente todo lo dicen. Al acabar la cena , desapareció el silencio... J.ALBERTO: ¿Te ha gustado la cena,Inga?... INGA: Sabes que sí. De lo contrario no me la hubiese comido. Estaba todo delicioso,José Alberto... J.ALBERTO: ¿Sabes Inga? INGA: Dime... J.ALBERTO: Cuando al verte me has parecido maravillosa, no te estaba dando coba. Estás exultante,¿sabes?... INGA: Gracias. J.ALBERTO: No has de dármelas,Inga. Has acertado con ese vestido tan sugestivo que llevas. Pero, eres tú misma. Bella e imparable en este sitio tan tranquilo y calmo... INGA: No seas tonto, je,je... J.ALBERTO: Déjate llevar por el silencio de nuestras miradas naturales y apasionadas. Me siento muy bien aquí contigo,Inga... INGA: No se está mal ,José Alberto... J.ALBERTO: Sí,Inga,sí. Son tus ojos, tu mirada, el óvalo de tu cara, tus labios rojo carmín. No sé.. INGA: Yo, sí lo sé... J.ALBERTO: ¿El qué sabes, bella Inga? INGA: Sé que estás hablando como un aspirante a cursi, José Alberto, ja,ja,ja,ja... J.ALBERTO: Dime lo que quieras,Inga. Esta noche que nos mira, estoy dispuesto a escucharte todo lo que me digas. Y tus labios... Casi estoy por... INGA: Oye,José Alberto,¿todo eso forma parte del guión de una novela que pronto escribirás? Ja,ja,ja,ja... J.ALBERTO: Creo que nunca te comprenderé,Inga. Ahora mismo te tomaba entre mis manos y te daba un beso de consecuencias mágicas e inimaginables y... INGA: Ja,ja,ja.Sí. Es un guión, ja,ja,ja,ja. Definitivamente eres un hortera inevitable,José Alberto... ¿Qué hora es? J.ALBERTO: Ni idea... INGA: Pues mira el reloj, tonto... J.ALBERTO: Tengo otros lugares más importantes a los que mirar en este momento,Inga... INGA: ¡Stop! Yo, me voy ya. Mañana me espera una dura jornada y vasta de trabajo, José Alberto. Gracias por la velada, pero... J.ALBERTO: Te llevo yo a casa,Inga. INGA: Como quieras, José Alberto. Gracias. Inga descendió del coche de José Alberto, y se despidió de él. Caramba. Las dos de la mañana. Tardísimo. Subió a su piso sin mirar hacia atrás. No,y no, pensó Inga. De amores, nada. Al menos, por ahora. No es el momento. Nunca le dirá a José Alberto que le gusta, porque ahora no es el momento de amores locos. Todavía es joven... ¿Otra vez el móvil?... INGA: ¿Quién es a estas horas?... JOSÉ ALBERTO: ¿De verdad que te has divertido,Inga?... INGA: Sí. Gracias. Buenas noches. Adiós. Ciao. Es mejor así. Inga conoce bien a José Alberto. Si le da la mano, se cogerá el brazo; si le da el brazo se cogerá la cintura, y así todo. ¡Hombressss! Es importante marcar por ahora las distancias. Inga no quiere ser chica fácil. Si José Alberto quiere más, tendrá que tener paciencia y esperar. Que sea hombre y sepa comprender, madure, y se ponga en el lugar de ella. Que la deje dudar y que no la atosigue. ¿A qué ha venido la última llamada telefónica?... ¡El muy inmaduro! Ayss... Sí. Inga se siente cansada a pesar de sus treinta años y de su enorme vitalidad. Lo que pasa es que es un cansancio tranquilo y satisfecho. Hay algo de felicidad en su corazón. Negárselo a sí misma es mentira. Pero debe ser ahora todo, secreto. Por cierto,-piensa Inga-, que es un coñazo quitarse las ligas y soltarlas del portaligas, y tenerse que quitar las medias de rejilla. Y que el tanga que se ha puesto es realmente audaz. Su José Alberto nunca jamás sospechará que llevaba mucha guerra femenina debajo de su falda sexy. Ja,ja,ja... Bien merecido lo tiene, por tonto. Pero a lo mejor es una lástima que no esté ahora el hombre con ella allí en la habitación: ¡ Noooo! , ¡ ni hablar !... - Fin del capítulo 4 -.
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