viernes, 30 de abril de 2010

- ESA MANO -

Lo deseo. Lo necesito. Quiero que pongas tu mano abierta en el medio de mi espalda. Oh, sí. Quiero que me des paz a las articulaciones, totalmente estresadas por el esfuerzo cotidiano. Necesito sentir esa mano de mujer. Sí. Esa mano pequeñita y a la vez, energética. Preciso, y más ahora que vienen dos días de vacaciones, que me quites toda la ropa y me hagas el masaje más natural.
Cuando circundes toda la mano sobre mi cuerpo leso y cansado, y cuando yo pueda notar la caricia sanadora de las huellas de los dedos de tus manos en mi piel, te aseguro que renaceré y volveré a ofrecerte esa energía potente que tú siempre deseas ver en mi.
Acabo de venir de la jornada laboral. Solo pienso en ti. Estoy cansando y deseando la energía que tú sabes que puedes darme recorriendo los meridianos de mi cuerpo. De mí.
Porque tus manos femeninas y de dedos largos, son capaces de todo si tú quieres. Como se te ocurra proponértelo, entonces vienes a donde sabes que estoy yo, y de momento solo me abrazas. De momento. Y seguro, que cuando queramos darnos cuenta, ya me has ganado y sabes lo que me ocurre y preciso.
Tu amor en las manos, tu sonrisa, tu acupresión aparentemente hiriente sobre mi ser, reavivando toda la energía natural con la que ha querido el destino que yo nazca. ¿Sabes? Me duelen las puñeteras rodillas. Lo sabes. Pero ésto, es una puntual a la par que pasajera vicisitud. Porque como se te ocurra pasar por mi puerta y entrarme, yo sé que todo se irá al rincón del poeta cansado.
Oh, tus manos acariciando mis rodillas,¿me dejas soñarlo? Lo soñaré hasta que tú te decidas y puedas romper todas esas barreras que hasta ahora solo don fantasía. Insisto, déjame soñar con tu sosiego. Con tus manos sobre mis rodillas, acariciando suavemente con tu calor la fuerza de mi alma en paz. Prometo dejarme. Soy todo tuyo.
Exacto. Cuando ponga mi cuerpo a tu disposición, entonces sabes que yo cerraré los ojos y me dejaré hacer. Me harás lo que necesito y lo que te dé la gana. Estaremos en la empatía del placer y de la recuperación. Mas no seré egoísta. Lo sabes.
Porque cuando en seguida me hayas recuperado con tu magia de mujer humana, entonces me tocará a mi devolverte los favores. Y seré el más suave para ti. Tocaré tu cuerpo con el mimo de un tesoro hallado y revitalizado en el paraíso.
- ¡POR SUPUESTO! -

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