lunes, 17 de enero de 2011

- SE NOS FUE AUGUSTO ALGUERÓ -

Este gran músico, compositor y creador catalán, hace muy poco que acaba de fallecer, en su casa malagueña de Torremolinos.
Augusto Algueró forma ya parte de la historia de la música española. Porque este gafudo, grandote y apasionado músico, logró penetrar en nuestro sentimiento y hacernos vibrar con melodías y canciones sencillamente inolvidables.
Apasionado Algueró, todo música y sentimiento, y hasta alegría eufórica y bien emotiva. Por éso, Penélope con su bolso de piel marrón y sus zapatos de tacón, se hizo mujer y cogió el tren de su crecer mágico, duro, y antológicamente vital.
Augusto, gritó Noelia. Tenía que gritar ¡Noelia!, a través de la hercúlea voz de Nino Bravo. Sí. Augusto tocaba con arte y fuerza el piano, y tenía que salirse del previsto guión. Porque no podía dejar de ser creativo.
Y festero. Tremendamente festero. Tómbola. Ahí queda eso. Marisol y un trozo de nuestra historia. La princesa Marisol de la tómbola eterna. Ahí estaba Algueró. Dándole a la melodía sueño femenino, gracia y coquetería para la mujer de aquel tiempo, y brillo en los ojos de las chicas y de las actrices eternas.
La chica yeyé. Los yeyés y las yeyés. Concha Velasco. Y la renovación de una forma de entender la alegría. Ser yeyé era querer ser feliz de modo innovador, aunque fuese hortera o de desmedido vestir. Había que ser una chica yeyé, con las medias de color. Y feliz.
Estando Contigo, Augusto. Presencia. La felicidad de nuevo. La música debía ser contagiosa alegría y eterno regocijo. Para pasar a la historia del sentimiento alegre y vitalista. Comme il faut.
Por eso te quiero. Te quiero. Te quiero, porque tengo obligación de querer a los músicos que son capaces de hacer del romanticismo una marca necesaria y sincera. Porque te estoy queriendo, cuando escribo estas líneas en forma de música apresurada. No me pidas la razón. No lo entiendo. Es el corazón.
Es mi deber querer a los creadores históricos que supieron dejarse ver en la ventana de nuestra música española y popular. Algueró no podía pasar desapercibido. Tenía tanta fuerza, que estaba obligado a alargar sine die el recuerdo de sus canciones tan inolvidables.
¿Alguien piensa que Tómbola o Penélope son muy antiguas y todo eso? Nadie lo diría. Porque todas estas canciones somos nosotros. Y seguramente, nos hacemos eternos con ese golpe musical que nos daba la fuerte melodía de Algueró.
- ¡GRACIAS, MAESTRO! -

0 comentarios:

Publicar un comentario