Dedicar durante la hoja de un folio, a mirar y detenerse delante del gigante asiático, es sin duda un arriesgado acto de infante audacia. Pero, a pesar de todos los pesares, voy a arriesgarme. Veamos.
China. Solo con decir o escribir el nombre de China, ya parece uno desbordado por lo magno y hasta mágico. Prefiero preguntarme con voz clara, una cuestión que sin duda me intriga: ¿qué es China?, ¿qué quiere China?, ¿qué son y de que van los chinos?, ¿son los nuevos buenos, o los nuevos malos de la economía mundial? Y tras las preguntas, siguen abriéndose nuevos enigmas.
Sí. El gigante dormido que se va despertando, es tremendamente desconocido. Nuevo en esta plaza. ¿Quiénes son los chinos? Seguramente, toda explosiva demografía, constituye y lleva instrínseca un nuevo poder o hegemonía exhuberante. La cuestión es si el Poder Económico actual, le va a dejar a China tomar el relevo de los Estados Unidos de América.
Los chinos, aparecen ante nosotros no solo como inusuales, sino como enigmáticos. Voy a ver. China viene del comunismo, y es fundamentalmente agrícola. Sus gentes, en general, no parecen tener una gran exhuberancia cultural, sino más bien mercader o fenicia. Es un país antiquísimo. El país de la supervivencia, de la laboriosidad, y el imperio de una filosofía seductora y de resistencia.
Muchas veces, bajo a la tienda de los chinos a comprar. Veo que manejan muy bien el cambio del dinero, y observo la exhuberancia de los productos. Tienen de todo, aunque de escasa calidad. Copian o imitan mucho. Los chinos del bazar apenas te dan una sonrisa, y son poco complacientes con la cortesía. Pero son tremendamente francos y prácticos. Eficaces. En seguida que entienden lo que les dices, tienden a resolver, te guste o no el resultado.
Su habla es un tremendo hándicap. El idioma chino, se enfrenta a la tradición del Poder anglosajón en materia económica. Y su irrupción, cual debut del novato en el panorama económico mundial, es vista con recelo y preocupación por las políticas proteccionistas de los países del Sistema actual. Les temen.
Los orientales, son muy cucos. Utilizan la táctica del no ruído. Ese silencio efectivo. Se abren fuertes, con la ligereza del ala de un ave. Venden barato, y la gente vamos y compramos. Es como si fuese un sistema capitalista paralelo, dirigido a la gente pobre o con menos poder adquisitivo. Como una hormiguita que avanza libre y clara.
¿Los chinos siguen siendo comunistas? Es posible, pero no lo creo. Lo que son, es de una gran eficacia. Su resistencia, es su poder. A la chita callando van logrando tesoros y fortunas, aunque la distribución de tal riqueza parece demencial.
Creo, que el gran activo de China es que son muchísimas personas y muy sigilosas. Y que su gran talón de Aquiles está en sus ojos rasgados, en su idioma, en que vienen del pasado, y en que inquietan a los ricos de siempre.
-APRESURADAMENTE LO PERCIBO-
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