La pregunta que encabeza estas líneas, suelen hacérsela a los escritores ya consagrados, los cuales interpretan de distintas y personales maneras sus porqués.
En mi caso, creo que todo tiene que ver con los sentimientos y con la comunicación. Habría que definir qué es escribir, el porqué del escribir, y qué deseo mientras escribo.
Insisto. Sentimientos. Me nacen los sentimientos y las ideas, y en seguida me voy a un papel y enlazo las frases e ideas que me vienen. Para empezar, no es mala cosa. No está nada mal. Así me olvido de que no soy analfabeto, y me ejercito en el saber de la escritura y su lectura. Excelente profilaxis para la lucidez mental e integral. Sano ejercicio.
Y a continuación, trato de no pensar demasiado aquello que de forma natural me viene y me nace. Trato de autocensurarme lo menos posible. Y desde la libre expresión, me adentro por entre senderos narrativos, humorísticos, ideológicos, o del cariz que sea. Lo que me venga.
Pero, una cosa es escribir y guardar lo escrito, y otra cosa es hacer que los otros puedan leer aquello que escribo. Entiendo que si guardara en un cajón lo que escribo, mis sentimientos quedarían inservibles y anclados, desperdiciándose en mi interior.
Y en ese mismo momento, aparecéis en el paradigma vosotr@s quienes me leéis. Los otros. Lo social. En ese justo instante, aparece esa interacción que lleva indefectiblemente a la comunicación.
Exacto. Estoy transmitiendo como lo hace una radio. Estoy siendo un medio de expresión, que se proyecta hacia vosotras y hacia vosotros. Y éso, es, naturalmente, un riesgo. Porque en ese momento te sometes a la crítica; al agrado y también al desagrado.
Pero, en ese balance entre mostrarme y no mostrarme, y a pesar de estar ya en la tarima de todos, decido salir afuera y enseñaros cosas de mí. Sí. Apuesto porque mis escribires estén al alcance de los demás, porque soy social y porque la necesidad de comunicarme me es imperiosa.
Debe ser porque soy muy hablador, y el escribir es otra manera de hablar. Con tinta, boli y papel. Y no hay muchos más secretos. No hay trampa en lo que escribo. Acierte o me equivoque, tiro de libertad, y digo y pongo lo que considero oportuno. Y porque me doy cuenta de que vosotr@s que me leéis preferís un estilo arriesgado, natural y desnudo, a un lenguaje más conservador y con miramientos pudorosos.
En este punto, aparece otra faceta. Otra cuestión. En la medida que me leéis, me conocéis mejor. Podéis ser amig@s de mí a través de vuestra fidelidad, lealtad, y gusto por las cosas que escribo. Y eso es para mí un motivo de halago.
-SINCERAMENTE-
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