miércoles, 1 de junio de 2011

- ALGO LES PASA -



En la parte de atrás de mi casa, exactamente la que da a la fachada posterior y galerías, tengo desde hace unos años unas plantas que suelen crecer con fuerza durante    todo    el     año,  aprovechando que una sombra de protección permanente, las acompaña.
Pero, últimamente, algo les pasa que no me van bien. Y estoy intentando, a través   de    mi serena observación y perspectiva personal, vislumbrar y ver qué les está sucediendo.
Aunque las plantas siguen iterativas y animosas, no logran reafirmarse ni reinar sobre la   superficie de la maceta. Están como esos deportistas, los cuales, a consecuencia de los excesos en el esfuerzo, no logran enderezar su forma ni su frescura.
Sí. A mis plantas les falta convicción. Están como cansadas y sin alegría. Parecen polvorientas y frágiles, y no logro entender lo que me están queriendo indicar. ¿Será descanso?, ¿ o acaso muerte? ... ¿Se habrán cansado de vivir?
A ver. Voy a centrarme en ver qué sucede con los tallos que no son ni muy altos    ni   muy menores. Creo, que puede que en las medidas intermedias se halla la clave de lo que les sucede.
Porque, me he dado cuenta, de que a estas plantas lo que les falta es fortaleza   en   la   base. Llegadas a una cierta altura,-pongamos las medianas-, las plantas dudan. Sí. Dudan, y se va deteniendo y deteriorando su proceso vital.
Por éso, hablaba de la fortaleza en la base. Las plantas tiran hacia arriba, pero las raíces están efectuando un movimiento contrario. Las raíces tienen que estar sufriendo ante la inercia del crecer, y son arrastradas lastimosamente por el movimiento vertical. Se      trata    de    un  desequilibrio, provocado por dos fuerzas antitéticas o enfrentadas. Desacordes.
El porqué de ésto, ha de ser sin duda la calidad de la tierra de las macetas. Riego, tienen todo el agua que precisan, al igual que todos los demás cuidados que yo me afano en proporcionarlas.
Es, la tierra. La tierra de las macetas se me ha quedado sin vitaminas, minerales    y     fertilizantes. La tierra impide el proyecto del crecer. No le da consistencia a los tallos. Sí. La tierra de las macetas de mis galerías se abre en exceso, como si se rindiera   su    oxígeno   interior abriéndose en agujeros de energía desde los cuales se expele hacia el inútil exterior toda la potente fuerza vital.
Voy a seguir en las próximas jornadas el transcurrir de las citadas plantas. Y lo haré son sumo placer. Porque en la medida que descubra la clave y los secretos de su lesitud, estaré del mismo modo descubriendo los míos propios. De esto último, estoy absolutamente seguro.
-Y ASÍ LO AFIRMO-

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