viernes, 24 de junio de 2011

- UNA HORA PARA MORIR -



El reo James Excel, escuchó decir al Juez Supremo de la Corte del Estado de Texas, que la decisión final sobre su causa era la condena a muerte por inyección letal,    que     quedaban  desasistidos todos sus ruegos y alegaciones, y que en una hora escasa se ejecutaría dicha sentencia.
James Excel, agachó su cabeza y no dijo nada. Pero al cabo de unos momentos, pidió a sus  carceleros una hoja de papel y un bolígrafo. Quería llenar la última hora    de   su    vida , escribiendo. Concedido le fue a James dicho deseo. Y el hombre, tomó el bolígrafo, y se quedó dubitativo ante el papel. Hasta que, finalmente, se decidió y escribió:

"La verdad es que no sé por dónde empezar. Pero, tengo poco tiempo, y he de aprovecharlo. Trataré de repasar mi vida a toda prisa. No conocí a mis padres. Me crié en las calles del barrio neoyorquino del Bronx. Como era un niño pequeño, feo, bajito y tartamudo, los demás chicos me pegaban. Y poco a poco, decidí que no iba a poner la otra mejilla.
Sin darme cuenta, me hice un joven y sin cariño. Siempre tuve problemas con la policía.  Estuve metido en todo tipo de grescas, robos y abusos. No iba bien. Me fuí convirtiendo en un hombre extremadamente violento. Nunca nadie me ayudó ni yo me creí su ayuda. Mi única novia, me puso los cuernos flagrantemente en la cama con el líder de mi pandilla. Me dí a las drogas, a la bebida y al sexo. Robaba y comía. Mas no vivía. Y sé que Dios no existe.
Violé a varias mujeres, hasta que finalmente, maté a un hombre blanco al huír de un atraco a una entidad bancaria. El hombre blanco, resultó ser un policía. Ahí terminó mi libertad.
Muy pronto, entré en un penal del Boston. Ya no he pisado más la calle,ni la libertad . Tuve broncas e incidentes con los reclusos de Boston, y herí de muerte    a   dos  de     ellos.  Me  trasladaron de penal. Esta vez, a Dallas. A Texas, en donde estoy ahora. Aquí me he peleado con todo el mundo. Les odio. El otro día golpeé con fuerza a un carcelero. Ahora, voy a morir. Soy de raza negra, y tengo cuarenta y cuatro años.
Pero, la razón de este escrito, no es solo que me dé pánico el que me quiten la vida. No. Solo quiero pedir perdón y por escrito. Aunque ahí afuera haya gente que grita para que no   me ejecuten, yo deseo morir, ¡y ya!   Creo que es la mejor forma de pedir perdón a todas   las personas a las que he hecho daño en esta vida, y que han sido muchísimas. Es más justo que yo muera. Los familiares de mis víctimas estarán a partir de hoy más tranquilos. Ojalá nunca hubiera nacido."
- "FIRMADO: JAMES EXCEL" -

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