domingo, 26 de junio de 2011

- EL DÍA DEL ORGULLO GAY -



Lo primero que me viene a la cabeza cuando veo desfilar en su día   de    reinvidicación   de normalidad y derechos reales a los gays, lesbianas, transexuales o bisexuales, es la idea  de la cantidad de generaciones anteriores a ellos, a los que les rompieron la libertad.
Ahora, van siendo libres. Poco a poco, le van dando leches al pensamiento único, religioso e imperativo. Los gays ya pueden ir saliendo del armario, con la garantía suave de que no les van a pegar, insultar o vejar. Social y paulatinamente, lo van logrando. Raramente los sacan ya de sus puestos empresariales, políticos o de cualquier otro poder, por    el     hecho  de su sexualidad y condición.
Bendita libertad, que lleva una corriente imparable hacia el mar de la naturalidad, y que logra ir situando las cosas en su justo sitio. Más les va a costar a las lesbianas el ser aceptadas en la calle y sin las manos debajo del mantel. Y no digamos, a los poco conocidos   o     conocidas  bisexuales.
No. Ya no se cree nadie,-o casi-, lo de la enfermedad, o de que el culo solo está para defecar, o que el que las mujeres vayan de la mano esté feo, o que besarse entre el mismo género sea repugnante. O que no haya que fiarse de la bisexualidad. Poco a poco, las mentiras    van  cayendo, y desmoronándose los perversos tabúes.
El cuerpo humano y la sexualidad. La sinceridad en la transexualidad, el atrape en cuerpos de mujer o de hombre, el pene no está solo para miccionar o para generar el semen vida en contacto con el óvulo. No. El placer y la libertad, siempre van de la mano. De la autenticidad. La represión, es terrorismo inaceptable y absurdo.
El cuerpo y la mente están para ser empleados con afecto y sinceridad,    y   no    debe haber ningún pensamiento inquisidor en pleno siglo XXI. Tantos porqués. Tantos años de castrar la libertad imparable, ¿para qué y por qué? ...
Es una cuestión de miedo, religiosa y de pasta. Aceptar la realidad no es otra cosa que tener que distribuír más y mejor el dinero. Y, éso, no gusta a los cavernícolas de siempre.
Por éso, en el día del orgullo gay, me alegro de su corte de mangas a los grandes censores sociales. Que saquen todo el tanga, toda la lengua, toda la pluma, todo el pelo corto, toda la fiesta y provocación de represión. Que, por unas horas, sean plenamente felices.
-COMO TODAS Y TODOS-

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