Con veinticinco añitos, y ya nuestro supermán Rafael Nadal, tiene en su haber séis torneos de Roland Garros. El emblemático evento sobre tierra batida. Con Wimbledon, la mejor de las catedrales de tenis de la Historia.
¿Os acordáis del mito sueco Björn Borg? Pues, Nadal, ¡acaba de igualarle a triunfos en París! Empate a séis, frente al mítico y rubio vikingo sueco que revolucionó el tenis. Sin duda, que nuestro Rafa es actualmente el mejor deportista español, y con menos dudas todavía, uno de los mejores de la historia de todo nuestro deporte.
¡Menuda bestia parda este Nadal! ¡Qué grande es! Sí. Se acabaron todos los calificativos que ensalzan y admiran al de Manacor. Pero, es bien justo hacerlo. Por unos momentos, me ha venido a la mente la imagen del ciclista navarro Miguel Induráin. Otro mito magistral, lleno de fuerza y majestuoso poderío.
Sí. Ya sé lo que estáis pensando. Que Novak Djokovic no estaba en la pista central de Roland Garros, y que su ausencia, nos ofrecía una mayor asunción general de que esta vez Nadal se llevaría la final a casita.
Y también parece que pensábamos, que el elegante y mago suizo Roger Federer está ya mayor para estas cosas, y que si tal y que si cual. Menoridades. Se ha defendido como los propios dioses.
Me quedo con el tenis, como gran marathón mental. Les causa impacto psicológico, hasta a los que ganan. Todo es incertidumbre. Nunca sabes si vas a ganar, o si todo tu esfuerzo y energía será finalmente valdío. Hoy en día, jugar al tenis de élite y ganar, es una cosa solo para elegidos, en la que para salir airoso y campeón, hay que ser sencillamente, especial. Como Rafa.
No. No solo hay que jugar al tenis técnicamente de cine, o ser un portento físico. En absoluto. Y el caso de nuestro Nadal, no estriba únicamente en que juega muy bien al tenis, o en que tiene un cuerpo de supermán con una fuerza hercúlea y resistente. No. No solo es todo lo anterior.
La verdadera grandeza de Nadal, es que tiene una fuerza mental, y una solidez de cabeza bien amueblada, que asusta. Rafa parece tener una corteza en su cerebro, que le permite mantener siempre la concentración, y acusar muy pocos hundimientos anímicos. Como la costra mental de un enorme campeón que es.
Su "grandeur" o grandeza es, su convicción, su valentía, su absoluta concentración, su dominio del temple de sus nervios, el saber perdonarse los errores, y en quitarle drama a toda su enorme épica y relieve de Olimpo.
Esa es la clave. El seguir. El saber mantenerse. El no comerse la cabeza demasiado. El no dar una pelota por perdida. El saber que para ganar al tenis hay que disfrutar y ser feliz. El estar convencido de que esto solo ha de ser deporte. Un mero juego.
- ¡MIL ENHORABUENAS, RAFA! -
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