Lorca. Murcia. España. El sureste de la Península Ibérica. Y, de repente, el caos.El terremoto. Dos terremotos. Inesperado todo, como siempre sucede. El veneno explosivo que viene de las placas tectónicas, sale a la superficie. Cerca de diez muertos, y casi doscientos heridos. Se acabó la tranquilidad en una tarde de bello Mayo. A empezar todo de nuevo. No somos nadie cuando hay seísmo. Somos como un niño de piel vulnerable, al cual le toman el pelo y hacen con él lo que quieren. Ése, es uno de los azares de la vida. Mala suerte, ¡coño!
Por lo tanto, quiero desde aquí, dirigirme a mis amigos murcianicos especialmente, con el único fin de darles calor y consuelo, en estos momentos de pánico, shock y mil preocupaciones. Amigas y amigos lorquinos, escribo esto para daros la sensación de que este terrible episodio, sea un pelín menos terrible.
Con éso, me conformaría. No os calentéis demasiado la cabeza pensando en mil frentes abiertos que os asaetean. No anticipéis. Pensad primordialmente en una cosa: ¡en que estáis vivos! Y que el puto terremoto, no ha ganado. Habéis sobrevivido a ese traicionero impacto. Respirad y sed prácticos. Os van a ayudar.
En cuanto a los familiares de las víctimas, pensad que a veces esto es un palo tremendo, y que ahora toca llorar y sacarlo todo. Porque, tenéis razón. Es injusto, es un desastre, es dolor en carne viva color pimentón, es el momento de que seáis sincer@s con vosotr@s, y que debéis expresar toda vuestra rabia y dolor. Os comprendemos. Lo siento de veras, amig@s. Aunque la palabra, sé que queda ridícula y coja ante el dolor. ¡Besos!
Sí. El fatídico día. Otro "11-M" ahora de Mayo y en forma de catástrofe natural, todo lo ensombrece. Hoy los pájaros no cantan tan alegres, ni la música es saltarina, ni la afición del Barça celebra su éxito liguero con tanto entusiasmo, ni la campaña electoral tiene ruído, ni los realitys de la tele y de la "Isla de los Famosos" tienen tanta gracia de frikie y de distensión. No. Hoy está nublado en Murcia y en toda España. En todo noble corazón.
Es la nube del escombro, de la fragilidad, de la enorme tristeza, del fuerte dolor, del asombro por algo insólito e increíble, monstruoso y desesperado, por aterrizar en una realidad rota que está ahí caliente y oliéndose. El espanto.
Hoy, es día de mojarse la cabeza y de tratar de orientarse ante lo que sucede, de ser prácticos y de no tener prisa, de evitar los sofocos y los desesperos, de estar mucho más juntos que ayer y que anteayer, de acercarse a la realidad tímidamente, y de ser idulgentes con nosotros mismos. Hoy, ni siquiera, lorquinos, es día de volver a empezar. Sino, día de recuperarse y de respirar.
¡MI SOLIDARIDAD!
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