jueves, 19 de mayo de 2011

- PERFILES DE PERSONAJES = QUIQUE SÁNCHEZ FLORES -



Sobrino de la gran artista Lola Flores, e hijo del ex futbolista del Real Madrid, Isidro, Quique Sánchez Flores es casi ya un clásico,-a pesar de su juventud-, del fútbol español.
Como jugador, y con una precocidad y desparpajo deslumbrantes, logró debutar   en      el    Valencia C.F. con diecisiete añitos, y con una casta, empaque y serenidad, propias    de  un veterano.
Aquel muchacho, era técnico, listo, y a pesar de ser defensa lateral, le encantaba sumarse al ataque, subir, y proyectarse ofensivamente. Fue un excelente jugador.
El paso del tiempo fue descubriendo en él nuevas facetas. Fue comentarista de los partidos en las radios, y nos mostró a una persona inteligente y con un amplio sentido de las tácticas y de las sensaciones de los partidos, marcando un estilo peculiar y sereno, poco amante de los alardes, contenido, y tremendamente convincente. En efecto, el sobrino de la gran "Faraona" sabía y mucho de fútbol. De emociones, de ciclos, de lecturas de partidos, del cuidado de la expresividad, y del cerebrito aplicado al balón futbolístico. Me encantaba escuchar   sus  valoraciones y sus comentarios fríos. También ahí, mostraba       desparpajo,   precocidad y veteranía, a pesar de su rutilante juventud.
La lógica del mundo futbolístico, le iría trasladando hacia los banquillos de entrenador. Es el destino del tiempo para muchos ex futbolistas.
Quique es menudo, delgado, viste de modo elegante, y tiene su propia personalidad.     Es  orgulloso, y no parece desear demasiado la fama. Como buen descendiente de calés, Quique muestra su morenez a la par que su vanguardismo. El transcurrir de los años, nos habla de que se trata de un personaje especial. Lleva el genio adentro. Excelentes destellos.
Ahora, en estos días, está dejando de ser el "míster" del Atlético de Madrid. Y Quique     ha ayudado al club colchonero a lograr últimamente algunos éxitos, que parecían ya velados para el citado club rojiblanco en el recuerdo del tiempo. Es sin duda, un entrenador excelente.
Pero, es precisamente su genio, el que también le gasta malas pasadas. A Quique a veces  le puede la pasión, y mete la pata de modo insólito. Recuerdo, cómo, en un partido televisado, se lanzó al campo a por un jugador rival. Luego, pidió perdón.
Dicen que no se lleva bien con algunos de sus jugadores, pero quizás lo que le sucede es que es tan perfeccionista, que a veces le cuesta aceptarse a sí mismo, con sus aciertos y errores.
Vive los partidos con una enorme intensidad y observación, se queda ronco, se descompone buscando el éxito y tratando de corregir los errores tácticos. Se transforma. Parece otro, cuando se pone nervioso.
Por éso, le oigo sus discursos posteriores con calma en el espíritu y las ideas más que claras, y me doy cuenta de que en el deporte no solo debe dominar la teoría. También el carácter es vital.
-ASÍ TE VEO, "FARAÓN"-

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