Ni lo dudes, afecto. Lo lograré. Volveré a mí. Retornaré a mi camino de esperanza, y los jilgueros urdirán sobre mi cabeza su hermosa canción.
Además, necesito volver a mí. Retomarme los caminos válidos, y notar la luz de la dirección correcta. Esa luz del sol que no solo no engaña, sino que orienta. Sí. Yes. Oui. Me dicen mis corporales células de sentimientos, que alcanzaré de nuevo la meta que puede gozar en su momento.
Es ahora, en los momentos más difíciles y sombríos, cuando estoy convencido de que volverá la hercúlea fuerza a las piernas de mi alma. Y entonces...
¡Oh, entonces! Cuando vuelva a ser yo, me comeré el mundo con patatas, comprenderé el dolor actual, colocaré distancia entre el ayer y el presente, pediré cita previa para una gran sonrisa, y hasta me compraré un gato imposible y de color azul.
Libertad. Sueño logrado. Ilusión. Esperanza obligada y permamente, en plena borrasca circunstancial. Y sé, que pasajeramente anecdótica.
Ahora recuerdo lo que tuve. Valoro lo que gocé. Añoro aquellos recursos naturales, y aquellas facultades que hicieron de mí un hombre más que razonablemente feliz. Joder, ¡qué tiempos! Tiempos de ráfaga y malabares de reflejos, tiempos de vanidad conseguida y de alarde fácil. Tiempo de vencedor sobrado.
Sí. Y tiempo de tí. Sí. Yes. Oui. Ya. Y tiempo de tí. Y tiempo de montañas de excursiones de domingos, y tiempo de Isabel, de Clara, de Mariajo, de Fernando, de olor a foto brillante en la montaña, o de ascenso al Montgó, o al Montcabrer, o al Puig Campana. Tiempos de fortalezas, retos, y anhelos conseguidos.
Añoro aquello. Pero, cada vez, queda menos para reunirme con mis amigas y amigos senderistas, y todavía menos, para reunirme yo conmigo mismo.
Una unidad en la naturaleza del asfalto de la ciudad, y con los pies en el suelo. Un mayor sosiego de la vida entre semana, muchas más sonrisas de mí para ell@s y de ell@s para mí. Lo que pasa ahora, es que es un mero y caduco tiempo de convalecencia, reflexión, y ansioso aguardar. Aguantaré mucho. Y ...
Sí. Ya. Yes. Oui. Volveré al camino indicado, a tus faldas de chica malvada y maravillosa, a los lápices mágicos de colores, e incluso a mi propia autodeterminación personal.
Volveré. Volveré a mí. Volveré a enamorarme. Sé que volveré a enamorarme de mí mismo, y tú, María, también volverás a enamorarte de mí. Y la primavera, volverá a enamorar a las águilas y a las cigüeñas de los campanarios de Soria. Y cuando todo éso pase, volveré a donde siempre estuve y no me daba cuenta.
-SÍ. YA. YES. OUI. DA -
2 comentarios:
Espero y deseo que se cumplan todos tus sueños mago... pero escucha la canción que tu mismo has puesto aquí: "Esas pequeñas cosas"... hacen que lloremos cuando nadie nos ve.
Besos,
Jaculatortia.
Creo que te comprendo lo que me dices, amiga Jaculatoria. Ahora estoy escuchando al maestro Serrat. Me dice muchas cosas,¿sabes?
El viento cambiante, el tren y los boletos de ida y vuelta. Y ese remate final de la mágica canción donde sale el llanto.
Besos, Jaculatoria y bon día tingues!
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