Marcos era un iluso. A veces, lo sigue siendo. El mundo es demasiado poco romántico, y él es un confiado y despistado. Porque, aparte de que el mundo parece frío y un tanto decepcionante, dicho mundo es sobre todas las cosas, realidad.
Por éso, Marcos ha de caminar en solitario para poder ser Marcos. Aunque pueda parecer cruel, para que Marcos pueda ser Marcos, lo que ha de hacer es ponerse una pertinente coraza de estrategia y practicidad.
Marcos está creciendo. Hay gente que no confía en Marcos, pero hay otra mucha gente que sí le quiere. Lo que a veces Marcos parece olvidar, es que el mejor afecto que hay, es el propio Marcos. Su necesaria autoestima.
Marcos empieza a darse cuenta de que su felicidad depende de él, y no de lo que los demás piensen o dejen de pensar de él. Marcos, crece y aprende. Cansado y leso, pero sigue el camino. Porque Marcos tiene el corazón lleno de nobleza. Y a veces, y como es un despistado, parece incluso que se le olvida este extremo.
Hace muchos años que Marcos camina por un durísimo desierto, pedregoso y personal. Y lo hace, porque tiene coraje. Porque es de ley que siga caminando. Porque la vida, es el camino. Porque es de sanidad el caminar.
Marcos camina por entre temporales y tormentas, por durezas y lesitudes, y por algo que tiene que ver con la aparente o sentida decepción. Es un ingenuo. La decepción solo debe ser una anécdota. Quien realmente quiere a Marcos, nunca podrá decepcionarle ni le decepcionará. Pero él, no termina de creérselo. ¡Cabezón!
Los que le aceptan y creen en la nobleza de Marcos, le van a seguir y a querer, hasta el final de sus días. Y esa gente no saca decisiones apresuradas de él. Simplemente, le sonríem y esperan su llegada en dirección a sí mismo.
Pero lo que se le olvida a Marcos, es que esa misma gente que le aprecia y que le sigue de corazón, tampoco es del todo el camino. Su camino. No.
El corredor de fondo, escucha aplausos que le animan y le jalean desde el ánimo y el buen corazón, pero Marcos ha de aprender de una vez y concienciarse, de que la dureza es su camino. Que si él no camina, su peripecia vital no será exitosa. Que, ha de curtirse, y dejarse de vaivenes ajenos o de desencuentros extraños. De, líos.
A mí, que soy mago, Marcos no puede engañarme. Y me ha dicho que nadie le va a parar, que va a seguir, que va a luchar, que va a amar, que se va a dejar guiar por sus sensaciones, y sobre todo, que haga el favor de esperarle.
-Y VOY A HACERLO-
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