sábado, 2 de febrero de 2013

- JUAN SOLDADO NO CEDE -



Le aprietan los zapatos y le suda el alma. Pero Juan Soldado tiene un ángel que le guía  e  inspira. Es constante y laborioso, tierno y eterno, fuerte como un animal de montaña, y camina a grandes zancadas sobre su adversa situación.
Juan Soldado llora cuando nadie puede verle, y tiene en mil cajones secretos decenas de magias escondidas. Trucos, ingenios, e infinidad de salidas y de proyectos. Dentro de Juan Soldado hay una sorpresa permanente. Nadie puede saber se qué se trata.
Juan Soldado se mete por carreteras difíciles y necesarias, y arrastra con su potencia a las conciencias dormidas. No teme al riesgo, y apuesta por atreverse a adentrarse    en    los pormenores y en los porqués. Le gusta lo difícil y lo intrincado, los logaritmos neperianos, y las sesudas reflexiones filosóficas. Ama la duda y hace pensar.
Posee una convicción de alegría. Cree que va a poder con todos sus rivales. Se siente realmente capaz. Es osado, atrevido y consecuente. Y no tolera hipocresías, o que le acaricien el lomo con samaritanismos extraños. Juan Soldado quiere que todos los días de su vida sean una página nueva y renovada, y que todo comience de nuevo casi por arte de magia. La magia de la vida.
A los enemigos de Juan Soldado no les hables de él. Dicen que     es    un     hideputa,   un impresentable, un facineroso, un trampero y hasta un bellaco. Le temen y le envidian a un tiempo.
Pero Juan Soldado es práctico y no escucha las palabras hirientes, y prefiere detenerse a escuchar el cántico de los jilgueros y de los poetas. Y en ocasiones, se le ve departiendo amablemente con bellísimas tarotistas y cartomantes.
Sí. El futuro. A Juan Soldado le agrada el futuro, el mañana por la tarde, el mes que viene, y el dentro de dos años. O, de séis ...
Juan Soldado quiere estar en ese futuro, está en ese futuro, y sobre todo va a luchar porque ese futuro esté con él para poderle dar un beso de cordialidad y de amistad. De vitalidad y de vida.
Hay una mujer de cabellos claros que admira a Juan Soldado, y el hombre lo sabe pero cree que todavía no es el momento para acercarse a ella y tomar decisión de pareja. O, quizás sí ...
Duda. Juan Soldado duda cada vez que se siente más sabio y seguro. Y un día de éstos se acercará a la dama sencilla y amable, hablará con su persona y le dará amor. Porque es el futuro.
Aunque Juan Soldado lleva porte rudo, barba de varios días y cuida lo justo su estética, el hombre engaña mucho. Porque está lleno de ternura y de afecto. Siente la necesidad profunda de dar amor, de admirar a las montañas, y de hacer sonreír a los niños chicos.
De inventar chistes y puentes, de obsequiar y besar, de relajar y ofrecer sus brazos de estar ahí y ayudar, de ser familiar y acercar a las gentes, de inclinarse por las personas con menos recursos y que más sufren, y hasta de proponer cenas de hermandad y terapias de fiestas de alegría y rosas.
Porque, nadie debe olvidar que Juan Soldado tiene un humor especial. Un humor que le brota cuando pocos le esperan, y que cuando aparece es que hasta las piedras se dan codazos para no estallar a la carcajada viva y estrepitosa.
Dicen que Juan Soldado fue maltratado en la niñez y que no tuvo padres, pero pocos lo pueden creer cuando le ven en acción. Siempre lleva en la cabeza la idea de la renovación y del agrado, y ha prometido al futuro que su sonrisa será la potenciación de su ingenio y de su naturalidad y realidad.
Y, sobre todo, se ha prometido a sí mismo que será soldado de sí mismo, de su tolerancia y de su verdad. Y que el futuro sonreirá a través de él, y que el pasado llorará en el olvido torturado por la derrota de la indiferencia.
-COMO DEBE SER-

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