sábado, 23 de febrero de 2013

- CINE: "LO IMPOSIBLE" -



Dante, hubiera podido imaginar la salvaje potencia y destrucción de una gran hostia de agua embravecida y mortal, que llamamos comúnmente tsunami. El comediante hizo posteridad, y entró en los diccionarios para defender la gran devastación que la Diosa Naturaleza puede a veces deparar: dantesco.
Muerte y levedad del ser. Como dijo Kundera. El hombre. ¿Qué es el hombre que sabe que la muerte es más fuerte que él? La fibra humana. El ser humano, protesta acojonado y atónito ante el dolor y la pérdida de sí mismo y de los suyos. El yo y la familia. El amor. La familia humana. La gran contraenergía que está frente a las tinieblas.
En la película, "Lo imposible", hay mucho de sentimientos básicos que se afanan por lograr un común denominador. Se trata de burlar la guadaña de la muerte, y de sobrevivir. De rezar al azar, y de no mirar demasiado al desgarro. Solo lo justo y necesario. Y, ni éso ...
Porque, a su vez, el hombre desnudo no está capacitado para la mentira. El que padece el latigazo increíble de otro Dios natural y abrumador, no tiene más remedio que sacar toda su lógica de niño chico. Como el hijo mayor de la protagonista,-la actriz Naomi Watts-. Sí. El hijo de la vida se crece ante el terror, y se muestra darwiniano y sincero. Llora y grita, obedece y la pifia, y sabe que hay que agarrarse a algo para seguir. Metáfora y máxima.
Para estar vivo hay que aferrarse a una ilusión, y pensar que es posible     hasta   casi    lo aparentemente imposible. El hombre está vivo de milagro, está ahora en la Tierra por suerte y chiripa, y su seguridad es un camelo que venden las empresas Aseguradoras que solo tienen humo y negocios.
En medio de la sangre, de los muertos y de los huesos rotos. Entre las heridas y los tullidos, entre el gran caos y la gran desgracia colectiva, el hombre vuelve a ser fraterno y le da paso al Amor. Sí. Con mayúsuculas. El dolor te jode, pero te hace comuna y raza de todos. No hay distancias, ni recelos, ni racismos, ni nacionalidades ni milongas. Solo vale el amor inmediato, hospitalario, humanizador y compasivo, espiritualmente comprensivo, y hacedor de defensas y de protecciones. Frente al tsunami de la muerte y de la mierda, la esperanza de la luz y del abrazo, la mirada del cariño, del beso, del tacto, de la experiencia del ayudador, de otro tsunami de contragolpe que solo se nutre de mimo y ternura.
Me quedo con una imagen fugaz y necesaria en este poderoso film. La magia de la hija de Chaplin,-la tierna maga Geraldine-, cuando toma a los niños indefensos a su vera y les hace mirar al firmamento estrellado. Sí. De estrellas, de cosas que pasarán, de paz, de sosiego y abrigo natural, de calma y enorme belleza, sí, de la vida ...
Vida y muerte. Y parece que gana la muerte. Pero no puede ser. Son, lo mismo. Fastuoso y vomitivo, dual, negro y blanco, vitalidad y gusano, amenaza y palmada de ánimo, agua de la vida que nos nació y agua de la Naturaleza que nos dejó sin hálito.
¿Final feliz? Depende de muchas cosas y de cada uno de nosotr@s. Somos, lo que somos. Somos grandes y rebeldes, y también piel vulnerable en el medio del barro impensable. Somos fugacidad y rebeldía, suerte y fatalidad, susto y placer, belleza y deformidad, y toda la diversidad y complejidad. Células en el Universo.
Pero lo que nos une, es el amor. El esfuerzo y la lucha vienen de una energía que brota del afecto y del optimismo. De la tenacidad. Porque ser tenaces, significa que estamos vivos y no en medio de la hez y de la derrota.
-EMOCIÓN Y LÍMITES-

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