En algún lugar de un invierno yerto de Cronos, se abren unas vías brillantes y emocionantes. Bulliciosas y hasta revolucionarias. Un brote de manantial o un beso de parejas enamoradas puede romper la monotonía del ayer. Porque la primavera es el ciclo renovado y mediático de la sangre de la vida. La clorofila que hierve en la supervivencia casi esotérica, y las medias frescas de una chica cañón.
La primavera es nieve y viento, calor y minifalda, bikini y renovación, hormonas felices y compartidas en una idea de futuro y de movimiento. Gimnasio, músculo, Sandra Bullock y Rafa Nadal.
La primavera son nervios de vida, autobuses que viajan a comerse el mundo, toalla amical sobre la gran pradera, proyecto concreto y a la vez sorprendente, altibajo al sol, y placer bajo el nubarrón velocista y más que apresurado.
Primavera es tomillo y olor, carne y boca, carmín y sucederes, rupturas y desconfianza, apertura de puertas y ventanas, y luz que se te mete hasta en el fondo más imposible del pliegue de tu cocina.
La primavera es una flor de cerezo en el valle del Jerte, la apertura de la playa de La Malvarrosa, el olor a azahar de naranjo mediterráneo, y una sonrisa extrema de mujer.
Belleza y poderío, exterior y retos, audacia y sexualidad que despierta en los seres vivos las ganas de crecer. Primavera que sudas y te abrigas, que te duchas y te bañas conmigo, que tiras de la raíz, de una planta que se hiergue, o de la glotis de un canario que trina exactamente cuando le da la gana.
Primavera en el rostro, en la compostura y en el Mercado Central. Primavera en Valencia, y en el Jardín del Turia, y en el metro de Tokyo, y en Central Park, y en los lagos majestuosos del Canadá.
En medio de la noche imposible, notas que la ropa se te ha hecho pequeña y que quieres ahora ir tú a comprarte a una gran superficie la talla que sabes que deseas. Y entonces te gusta sorprender y mostrar a todos que tú también eres y te puedes identificar y hasta separarte del nido camino de tu grupo y de tu socialización. Y te plantas en medio de todo lo esperado y le dirás que quizás y hasta que no. Porque tú también eres la pizpireta y potente primavera.
Sí, amiga nueva. Cuando todo se espera y a la vez sorprende, cuando nada va a ser exactamente matemáticas o rigor, cuando las revoluciones perfeccionan a los pueblos, y cuando tus zapatillas deportivas ganan la marca y la meta deseadas.
Lluvia y mar, viento y pino, té rojo contigo a las cinco de la tarde, y toda la bella mirada de tus ojos. Primavera de mi arrobo al ver cómo beso tus labios, y que la palabra paz me acompaña por mi sendero camino del río de mí.
Primavera indomable, sufridora, de ñus y serengetis, de atletas afortunados que corren como titanes, de marathonianos abiertos y populares, de ganas de arriesgar, de compartir con l@s amig@s la aventura de una cumbre montañosa o la del marathón de Rotterdam.
Oxford y Cambridge, los deportes, el rugby, el Grand National, la Champions League, o el concierto de música de Beyoncé. El sendero de montaña y un beso en las chirucas procedente de un sueño, la fuerza de un león indomable, y hasta el acto de amor inesperado con la señora más bella del planeta.
-PRIMAVERA, SUEÑO DE TOD@S-
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