La defunción política de Zapatero, estaba cantada. A pocos ha sorprendido la decisión. El Presidente, ponía cara de cadáver político. No podía más. Ha hecho bien en coger la puerta y largarse. Bien para su partido, y para todos.
Zapatero, ha acabado por k.o. técnico. Como ese boxeador, al que le arrean y le arrean, hasta que un árbitro sensato decide parar el combate. O hasta que,-al verse sin fuerzas ni credibilidad-, el presidente ha decidido tirar la toalla. Lo había decidido hace mucho,el gesto acabado de su semblante agotado.
Pero, no creáis. A pesar de las hostias que le han llovido procedentes de todos los sectores sociales,-y no digamos desde alguna derecha cavernícola y facha-, no vayáis a pensar que ha sido el presidente más golpeado de la historia de este país. No.
A Felipe González y Márquez, le arrearon más todavía que a Zapatero. Lo que sucede, es que el tiempo va pasando volando, y el recuerdo se difumina en el enigma del olvido.
Sí. A Felipe González y a Alfonso Guerra, les llovieron más leches que a Cristo camino del Gólgota. Que si la X del Gal, que si las huelgas que tuvo que encarar, o que si el chaqueterismo de los listillos de la "beautiful people". Lo que pasa, es que Felipe González contestaba a los golpes, con la contundencia del mejor presidente que ha conocido este país. Que fue él, y de largo.
A Zapatero le ha faltado pegada y contundencia. En medio de un maremoto de una crisis económica,que nos dejaba a todos en el puñetero paro y que no nació aquí, al ya cadáver político le faltó dar un puñetazo encima de la mesa y sacar los dientes. Sí. Le faltó mala leche y contundencia. No supo defenderse, y se desmoronó. Seguramente confió demasiado en sus propias fuerzas, y ésto fue su tumba.
Que Zapatero es buena gente, pocos pueden dudarlo. Intentó ayudarnos. Promocionó a los jóvenes hacia el poder político, impulsó la humana ley de dependencia-, ley que protege a la gente más débil como es la de los desamparados y ancianos-, se expresó siempre con una educación exquisita, y nunca o casi nunca perdió los papeles. El famoso talante.
Es igual. Zapatero pasará a la Historia como un presidente desigual y del montón. Lleno de demasiadas dudas y baches políticos. Y quizás, ésto es lo peor que puede pasarle a un Presidente del Gobierno.
Un presidente, ha de ser más fuerte, más previsor, menos bambi, más concreto, más duro de pelar, más abrupto, y hasta más cabrón. Porque si no eres así, no solo se te comen los lobos, sino que lo que es peor, es que te acabas consumiéndote tú a tí mismo.
En las tertulias derechoides y "rarodemocráticas", correrá hoy el champagne de la euforia. Lo han conseguido. ¡Machacado!
- ¿Y AHORA, QUÉ? -
1 comentarios:
usted de boxeador poco más bién de gallo de pelea
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